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No está chido simular con enfermedad y muerte

El Piñero

 

Cada año se gastan más de 550 mil millones de pesos en México para enfrentar los daños del consumo de comida chatarra y bebidas azucaradas, de tabaco y de alcohol, que son hoy la principal causa de enfermedad y muerte en México.

El impacto en la salud de estos productos es el resultado de las acciones de poderosas corporaciones que alteran los comportamientos de consumo de las poblaciones con estrategias de mercadeo multimillonarias que comprenden una publicidad altamente persuasiva, la omnipresencia de sus productos, el ocultamiento de la información sobre sus daños y el diseño adictivo de sus productos.

Políticas regulatorias y fiscales han reducido en otras naciones el consumo del alcohol, el tabaco y la comida chatarra mostrando grandes beneficios en salud. En México, estas políticas fueron secuestradas por las corporaciones que mantuvieron el control sobre la Secretaría de Salud y la Comisión Federal de Protección frente a Riesgos Sanitarios (Cofepris).

Alrededor del mundo, diversas regulaciones para el control del precio e impuestos a estos productos, el establecimiento de etiquetados de advertencia, limitaciones estrictas a su publicidad, regulación a la venta de estos productos, entre otras medidas, han sido exitosas.

En Rusia, unos de las naciones que presentaba el mayor consumo de alcohol, el consumo per capita se redujo 40 por ciento en 12 años. En Nueva York el consumo de tabaco se redujo 28 por ciento en siete años. En Chile, el consumo de bebidas azucaradas se redujo 22 por ciento en solamente tres años.

Mientras el consumo de alcohol aumenta entre los niños y niñas en México y el consumo de tabaco entre menores se revitaliza, especialmente, con la llegada de los cigarros electrónicos; mientras las grandes corporaciones del tabaco y el alcohol han sido exitosas en México para bloquear las políticas efectivas para reducir el consumo de estos productos, especialmente entre los jóvenes: el Consejo de la Comunicación lanza la campaña anodina “No está chido que un niño fume”, “No está chido que un niño beba alcohol”. La campaña es una gran simulación para hacer creer que la industria se preocupa por el consumo de estos productos entre los niños. Por un lado, las corporaciones bloquean las políticas para el control de sus productos recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, por el otro lanzan campañas anodinas para maquillarse de responsables socialmente.

La campaña es muy similar a la que lanzó la Secretaría de Salud de la administración anterior, “Chécate, Mídete, Muévete”, una simulación del Gobierno para hacer creer que se ocupaba de la epidemia de obesidad y sus consecuencias. “No está chido…” es una campaña que viene desde la industria, en la que colaboran British American Tobacco, Cerveceros de México, Fundación Modelo y otras corporaciones de bebidas alcohólicas.

La administración de EPN lanzó la campaña “Chécate, Mídete, Muévete” con una inversión multimillonaria, en pleno contubernio con las corporaciones de la comida chatarra y las bebidas endulzadas, destinando recursos públicos para una campaña claramente anodina, sin ningún impacto, poniendo la responsabilidad en los individuos y no en la práctica de la industria, no en el tipo de productos que comercializan, no en el impacto de su publicidad, ni tan siquiera brindando información útil para que los consumidores hicieran elecciones informadas frente a los etiquetados engañosos de los productos.

En el caso de la campaña actualmente en calles “No está chido…” la industria acordó con la administración de EPN su respaldo, contando con la firma y respaldo de Cofepris y la CONADIC. Estas instituciones, al firmar una campaña lanzada en conjunto con las tabacaleras, violaron el Convenio Marco para el Control del Tabaco que establece claramente que los gobiernos no deben realizar ningún tipo de colaboración con esta industria.

En el caso del alcohol, existen experiencias exitosas de campañas y políticas en diversas naciones del mundo para reducir el daño del consumo no responsable de estas bebidas, sin embargo, se elige una campaña anodina, justamente para que no sea efectiva. Lo anterior es muy preocupante cuando los últimos datos muestran que los episodios de alto consumo entre las niñas en México se han disparado, cuando existe un porcentaje alto de feminicidios, muertes por disputas y accidentes viales ocurrido bajo el consumo no responsable de alcohol.

Para muestra un botón, entre la campaña anodina de “No está chido…”:

En el caso del cigarro, la atención debe ponerse en el cigarro electrónico como la nueva puerta de entrada a la adicción a la nicotina que las tabacaleras están utilizando para enganchar a los menores de edad. Con la atracción natural de los menores a lo electrónico y el uso de diseños atractivos para los cigarros electrónicos y la oferta de muy diversos sabores, la nueva estrategia de las tabacaleras está teniendo éxito para crear adicción desde muy temprana edad. Hay que recordar que el 90 por ciento de los adictos al tabaco y al alcohol son personas que comenzaron su consumo a temprana edad y esto lo sabe bien la industria.

Hacer campaña contra el cigarro electrónico es a la vez una campaña contra fumar cigarros convencionales, lo contrario no aplica, de ahí que la campaña “No está chido…” tiene una muy clara intención: no tocar los cigarrillos electrónicos mientras neutraliza la discusión pública sobre sus daños, cabildea en el Congreso y su uso se expande. En los Estados Unidos ya se reconoce la epidemia de jóvenes fumando cigarrillos electrónicos y el gobierno comienza campañas directas contra su consumo:

 

Detrás de la primera está la simulación, la protección de los intereses privados con recursos públicos, detrás de la segunda hay un cuerpo de expertos que han probado la campaña para ser efectiva y cambiar los hábitos malsanos, está el interés público.

La buena noticia es que, por lo pronto, Secretaría de Salud y Cofepris ya se retiraron de la campaña “No está chido…”. Falta que se retire la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) por estar violando un convenio de Naciones Unidas firmado por el Gobierno mexicano.

Lo que esperamos son políticas efectivas para reducir el consumo de estos productos, protegiendo, de manera especial, a los menores de edad. Y que los tiempos oficiales en los medios de comunicación dejen de ser utilizados para propaganda, para decirnos que los diputados y los senadores cumplen con su trabajo, y se dirijan a campañas de protección del interés público, como se desarrollan en otras naciones.

 

Con información de https://www.sinembargo.mx/26-03-2019/3555642

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