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Nuevo rectorado en UV; el sueño de Jorge Manzo

El Piñero

Luis Velázquez/Parte I

 

PASAMANOS: El doctor Jorge Manzo Denes tiene un sueño: la rectoría de la Universidad Veracruzana, UV. Y director del Centro de Investigaciones Cerebrales, académico, siente que llegó su tiempo. Está luchando.

Incluso, su legítimo sueño tiene un nombre. Se llama “El candidato de la asertividad”. A tono, claro, con el estudio cotidiano que hace de las neuronas.

También aplica como filosofía de vida la teoría del péndulo. El péndulo que oscila de un lado a otro, igual que la vida. Ni autoritarismo ni sumisión, proclama, en la máxima casa de estudios.

Por el contrario, trabajo colaborativo como le llama para definir lo que Albert Camus resumía en tres palabras: “empujar la carreta” entre todos, claro.

Diálogo constante. Entendimiento de las necesidades y las acciones. Enfrentar los retos y que otros llaman, dice, problemas. “No, no son problemas, son desafíos”.

En su ideal toca, por ejemplo, el pendiente número uno de la UV como es el número de jóvenes que en cada ciclo escolar quedan fuera. Veinte mil el año anterior. 25 mil este año y que va en aumento, todo indica, irrefrenable, y que, bueno, al mismo tiempo, ha multiplicado el número de universidades privadas. Un dato anexo: la UPAV, con todo y el descrédito heredado por el duartazo, tiene unos 60 mil estudiantes.

El doctor Manzo lo describe de la siguiente manera:

En las universidades más antiguas del mundo (Polonia, Italia, Inglaterra, Salamanca, París, Oxford, con más de mil años de existencia), están aplicando la educación mixta.

Una parte, educación presencial, y la otra, educación virtual, aprovechando las nuevas tecnologías, y que, por ejemplo, en Veracruz se observa en el bachillerato abierto de la secretaría de Educación (y que, bueno, otra será la evaluación).

 

BALAUSTRADAS: El precandidato a la rectoría de la UV dice que ningún presupuesto del mundo alcanza para abrir la educación superior a la población juvenil creciente.

Y por eso, la educación mixta.

Y más, cuando los jóvenes con edad para la universidad… son hijos del Internet.

Desde luego, lo anterior significa un cambio de pensamiento, cierto, de la rectoría, pero al mismo tiempo, del profesor.

Y del profesor, cuando, y por ejemplo, en la facultad de Medicina de la UV en el puerto de Veracruz, más de la mitad de los académicos tienen 40 y 50 años de antigüedad y en muchos casos siguen enseñando con el librito que ellos mismos estudiaron a la mitad del siglo pasado.

La resistencia mental es dura, observa el doctor Manzo Denes.

Basta referir que hace unos tres años, en el mismo Centro de Investigaciones Cerebrales (el estudio del cerebro para abrirse a los grandes cambios), el uso del pizarrón electrónico era una novedad insospechada que originaba excursiones de los demás como la curiosidad humana que despierta en los niños la llegada de un circo con elefantes al pueblo rural.

Y en la tarea todos están implicados. Profesores, FESAPAUV, académicos, la rectoría y alumnos que también levanten la mano para exigir y reclamar que la UV se actualice, a tono con el resto del mundo, para evitar, entre otras cositas, que cada año sigan rechazando mayor número de jóvenes, pues si el año anterior el rechazo fue del 40 por ciento de solicitantes ahora llegó al 45%.

Y más, cuando en las universidades privadas, los alumnos son tratados, simple y llanamente, como clientes.

Un cliente más, como el cliente de un centro comercial… que entre mejor trato recibe puede consumir más.

 

ESCALERAS: El precandidato a la rectoría se aplica a partir de una realidad: el desarrollo de la tecnología es tanto que cada vez abaratan el costo de las computadoras y los celulares.

Diríase que la mayoría de la población tiene su celular, aunque sea, en muchos casos, de los que valen unos trescientos pesos en el mercado.

Se trata de la gran opción. El grito de la moda. El mundo que vivimos. En vez de que los niños nazcan “con la torta bajo el brazo”, nacen ahora con una computadora y un cel.

Y es ahí donde la UV ha de aprovechar la máxima la tecnología con una educación mixta para abrirse como universidad pública, la más prestigiada de Veracruz, “con todo y sus bemoles”.

Pero en cuatro años, nunca, jamás, lo ha mirado la rectora Sara Ladrón, tan ocupada como estuvo de cumplir con su deber electoral como funcionaria de una casilla el domingo 4 de junio, luego de que, incluso, ha bajado el tono, mejor dicho, sepultada, quizá archivada, su revolución silenciosa, tan cacareada en el duartazgo, tan complaciente en la yunicidad.

Ha de mirarse, dice el doctor Manzo, hacia afuera, porque la UV, como todas las públicas en el país, dependen del subsidio estatal y federal y dependen (así lo demostró Javier Duarte) de la relación política, diplomática y cordial entre las partes.

Pero nunca, jamás, dejando de mirarse hacia adentro.

Y más, cuando cada año se agudiza el crecimiento de la población estudiantil y se achica la UV en la posibilidad.

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