Redacción El Piñero | Corresponsalía
Oaxaca.— El crepúsculo del sábado apenas caía cuando la carretera local 15 volvió a ser escenario de lo que en la Mixteca parece rutina con nombre de tragedia. A la altura del paraje Cerro de Águila, Santiago Juxtlahuaca, entre cerros cansados de ver lo mismo, una camioneta tipo estaquitas fue alcanzada por un ataque armado que dejó sin vida a dos integrantes del Movimiento Unificador de Lucha Triqui Independiente (MULTI) y a otras personas con lesiones graves, que fueron trasladadas con urgencia al hospital de la cabecera municipal.
Las víctimas fueron identificadas como Alfredo Martínez González y Francisca García Martínez, nombres que hoy se suman a una lista tan larga como el silencio de las instituciones. Ocurrió alrededor de las seis de la tarde, cuando los ocupantes del vehículo se desplazaban por el camino que conecta a Concepción Carrizal, justo donde el aire todavía huele a polvo y a impunidad. Llegaron después los policías estatales, los agentes investigadores, las cintas amarillas y los reportes oficiales, esos que siempre llegan con puntualidad… después del desastre.
Y así, mientras las sirenas se apagan y los comunicados oficiales prometen “investigar hasta las últimas consecuencias”, en Juxtlahuaca la historia se repite con el mismo libreto: balas anónimas, víctimas conocidas y autoridades distraídas. La Mixteca, esa tierra que resiste con dignidad y duelo, vuelve a recordarnos que aquí las agresiones no sorprenden, sólo confirman que la paz sigue en pausa y la justicia, de vacaciones prolongadas.