Redacción | El Piñero
Oaxaca.- La tarde de este domingo 28 de septiembre, cuando el calor y la modorra dominaban las calles del municipio de Tehuantepec, región del Istmo, el destino decidió ponerle drama al paraje conocido como El Crucero, una camioneta Chevrolet se incrustó contra un Nissan Tsuru, y de la escena salieron tres personas lastimadas, dos de ellas mujeres que, ante la tardanza del “auxilio oficial”, terminaron yendo por sus propios medios al hospital.
Los curiosos no tardaron en señalar al conductor de la camioneta como el protagonista indeseado de esta crónica, pues —según los murmullos al pie del asfalto— venía en presunto estado de ebriedad, zigzagueando hasta que el choque escribió su punto final. Entre bocinas desesperadas y choferes renegando, el caos vehicular se convirtió en espectáculo dominical para quien no tenía nada mejor que hacer.
Y mientras todo esto ocurría, las autoridades hicieron gala de su talento para la invisibilidad, ninguna patrulla apareció a tiempo, ningún agente ordenó el tráfico y, como ya es costumbre, los ciudadanos tuvieron que improvisar de policías, paramédicos y hasta de jueces de banqueta. Una vez más, el caos rodó solo… y el gobierno, como siempre, brilló por su ausencia.