Jaime GUERRERO
La capital oaxaqueña mostró avances notables en la percepción de seguridad ciudadana, según los datos más recientes de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Aún persiste una desconexión entre esta mejora y la incidencia real de delitos, que aunque va a la baja, aún posiciona a la ciudad en un lugar intermedio a nivel nacional.
De acuerdo con la ENSU, en junio de 2024 Oaxaca de Juárez ocupaba el sitio 46 en el ranking nacional de percepción de inseguridad.
Para marzo de 2025, la ciudad experimentó un avance significativo, y en junio de este año escaló hasta la posición 75, lo que refleja una mayor confianza entre los habitantes.
No obstante, en términos de incidencia delictiva, Oaxaca se ubica en el lugar 22 del país, con una tendencia descendente en la mayoría de los tipos de delito.
Estos indicadores fueron expuestos por el fiscal general del estado, Bernardo Rodríguez Alamilla, durante el foro “Diálogos por la Seguridad”, organizado por el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Ray Chagoya.
El objetivo es diseccionar los desafíos en materia de seguridad y promover una confianza basada en datos concretos y transparentes.
En su intervención, Rodríguez Alamilla desglosó las cifras de julio de 2025, mes en el que se registraron:
4 robos a transeúnte (uno por semana en promedio); 10 robos a casa habitación; 9 robos a negocio; 32 robos de autopartes; 69 robos de vehículo.
“La incidencia delictiva se mantiene a la baja en comparación con los niveles de 2023, lo cual es un logro tangible de las estrategias implementadas”, enfatizó el fiscal.
Sin embargo, alertó sobre la brecha perceptual: “La percepción ciudadana sigue siendo mayoritariamente negativa, influida por eventos aislados que amplifican la sensación de vulnerabilidad”.
Como ejemplo, citó el robo perpetrado durante la Guelaguetza –el mayor festival cultural de Oaxaca–, un incidente puntual que, según Rodríguez, generó en redes sociales y medios la narrativa de una ciudad “súper insegura”, pese a no reflejar la tendencia general.
Para las autoridades, es importante la necesidad de campañas de comunicación más efectivas, mayor visibilidad de las detenciones y un enfoque en la prevención comunitaria para cerrar la brecha entre estadísticas y vivencias cotidianas.
Ray Chagoya, anfitrión del evento, reiteró el compromiso de su administración con una seguridad “proactiva y cercana al ciudadano”, prometiendo mesas de trabajo permanentes para monitorear avances mensuales.
Con estos resultados del ENSU, Oaxaca de Juárez se posiciona como un caso de estudio en el equilibrio entre percepción y realidad delictiva, un desafío común en muchas urbes mexicanas.