Arturo Avendaño
Oaxaca.— En el marco del segundo desfile de delegaciones por la Guelaguetza 2025, bailarinas originarias de San Juan Bautista Tuxtepec, en la región de la Cuenca del Papaloapan, compartieron los detalles del valioso patrimonio textil que portan con orgullo durante la emblemática Danza de la Flor de Piña; las jóvenes —conocidas cariñosamente como “las Piñitas”— destacaron no sólo el simbolismo cultural de su atuendo, sino también el significativo costo económico que implica vestir la tradición.
Las vestimentas, resultado de la riqueza artesanal chinanteca y mazateca, combinan técnicas de bordado ancestral, accesorios elaborados a mano y materiales de alta calidad. Una de las indumentarias exhibidas incluye un huipil tradicional de Ixcatlán bordado en hilo de seda con un valor aproximado de 8 mil pesos, acompañado de un collar de 3 mil pesos, aretes a juego, refajo de 2,500 pesos y huaraches artesanales de 350 pesos, sumando un total cercano a 12 mil pesos por bailarina.
Otro conjunto representativo consta de un huipil de San Miguel Soyaltepec valuado en 7 mil pesos, refajo originario de Jalapa de Díaz con un costo de 600 pesos, huaraches de 380 pesos, collares, listones y pulseras que en conjunto suman alrededor de 1,000 pesos adicionales, dando como resultado un atuendo cuyo costo total asciende a 9 mil pesos.
Estos vestuarios no solo reflejan identidad, historia y belleza estética, sino también la dedicación de familias y comunidades enteras que invierten tiempo, recursos y esfuerzo en preservar con dignidad la herencia cultural de sus pueblos. La Danza de la Flor de Piña es, así, un símbolo vivo del orgullo oaxaqueño.