Redacción El Piñero | Corresponsalía
Oaxaca.- Dicen que el Centro Histórico de Oaxaca es un museo al aire libre, pero parece que algunos lo confunden con su cochera personal. La tarde del miércoles 9 de octubre, un taxista del sitio Reforma, número económico 574, decidió que la ciclovía de García Vigil y Matamoros era el lugar ideal para estacionar su ego… y su unidad. Cuando un grupo de ciclistas le pidió amablemente liberar el paso, el conductor respondió con la cortesía de un semáforo descompuesto, prepotencia, molestia y amenaza al por mayor.
El hombre, que hacía base donde no debía, se indignó más por ser grabado que por estar invadiendo un carril exclusivo. En el video, se le ve alegando que solo se quitaría “si se lo pedían de buena manera”, como si las normas de tránsito dependieran del tono de voz. Minutos después, ya envuelto en su propio teatro, culpó al reportero de lo que pudiera pasarle, intentando convertir su falta en un drama personal digno de telenovela urbana.
Del incidente se notificó al sitio Reforma, donde el operador número tres tomó nota del desaguisado y prometió “revisar el caso”. Sin embargo, la autoridad municipal y de transporte —que debería estar vigilando estas vialidades— brilló por su ausencia, como siempre que el caos se estaciona donde debería circular la ley. Y mientras los ciclistas siguen pedaleando entre autos, baches y egos motorizados, el mensaje parece claro: en Oaxaca, las ciclovías son opcionales y la prepotencia, obligatoria.