Redacción El Piñero | Corresponsalía
Oaxaca. — Mientras el Estado de Oaxaca celebra su máxima festividad cultural, la Guelaguetza 2025, una voz se alzó por encima del folclor y la música para recordar que la justicia aún no llega a las regiones indígenas marcadas por la violencia; la cineasta y activista Ángeles Cruz volvió a exigir respuestas por la masacre ocurrida en noviembre de 2023 en San Miguel El Grande, Tlaxiaco, donde cinco personas fueron asesinadas, entre ellas su hermano.
En julio del año pasado, durante una intervención pacífica en el Auditorio Guelaguetza, Cruz denunció públicamente la violencia que asola su comunidad. Aquella manifestación simbólica obtuvo una respuesta inmediata del gobernador Salomón Jara, quien prometió públicamente que no habría impunidad. Hoy, más de un año después, no hay detenidos ni avances significativos en la investigación, lo que refuerza la percepción de abandono institucional.
El reclamo de Cruz no es aislado. Es un eco de la frustración compartida por muchas comunidades indígenas del estado, donde la justicia suele llegar tarde —si es que llega— y las promesas gubernamentales se diluyen tras el protocolo de los actos públicos. Su protesta en plena Guelaguetza, en un escenario donde se exalta la identidad oaxaqueña, revela una paradoja profunda: mientras se celebra la cultura, se ignora el dolor de quienes la viven en carne propia.