Redaccion | El Piñero
Oaxaca.- En Loma Bonita, región de la Cuenca, la calma del vecindario se quebró cuando una abuelita llegó llorando a la casa de una vecina, suplicando ayuda. Entre sollozos contó que su hija la había corrido, que le gritaba con dureza y que le quitaba el dinero del apoyo para personas mayores. Su voz temblorosa pintaba la imagen de alguien que no sólo había perdido la tranquilidad de su hogar, sino también la confianza en quien debería cuidarla.
Vecinos llamaron a las autoridades y la esperanza pareció asomarse: se evaluaba llevarla a un albergue para resguardarla. Pero el momento dio un giro inesperado cuando apareció la hija, negando todo lo dicho y asegurando que nunca había echado a su madre. Los testigos, sin embargo, desconfiaron de sus palabras, pues, según refieren, parecía estar bajo los efectos del alcohol. La escena se tensó aún más cuando la adulta mayor, al verla, se alteró visiblemente y repitió su miedo de regresar con ella.
La resolución dejó a la comunidad con un sabor amargo: la señora fue llevada de vuelta al domicilio con su hija, pese a sus súplicas. Vecinos expresaron indignación, convencidos de que la mujer está en riesgo, y ahora piden mantenerse vigilantes. “Si vuelve a pasar, hay que denunciar otra vez”, dicen, mientras resuena la pregunta que nadie quiere responder: ¿de qué sirve pedir auxilio si al final la víctima regresa al mismo lugar del que huyó?