“Confié en él porque era mi papá, pero ahora dice que todo es suyo, que yo no tengo derecho a nada, solo por ser mujer.” Así denuncia Adela del Carmen Cruz Antonio, una maestra mezcalera de 32 años, originaria de San Dionisio Ocotepec, Oaxaca, quien afirma haber sido despojada del palenque que ella misma fundó, con apoyo estatal, cuando era menor de edad.
Adela relata que aprendió a elaborar mezcal desde los 11 años. Su talento fue reconocido en un concurso estatal de costumbres y tradiciones, en el que obtuvo el primer lugar. Como premio, el gobierno del entonces gobernador Gabino Cué Monteagudo le otorgó un apoyo del 70% para construir su palenque. El 30% restante fue cubierto por su padre, Hilario Cruz Pérez, mediante la venta de animales que ella misma cuidaba.
Con el paso de los años, sin embargo, su padre comenzó a decir que el palenque lo heredaría su hermano, “porque las mujeres no heredan”. Pese a que Adela solicitó que los documentos del proyecto fueran modificados para ponerlos a su nombre al cumplir la mayoría de edad, su padre se negó. No solo eso: renovó los documentos, dejándola fuera de todo derecho y beneficio.
La situación, denuncia, ha sido avalada por el presidente municipal de San Dionisio Ocotepec, quien ha respaldado a su padre. “Esto es una práctica de exclusión hacia las mujeres en contextos rurales, donde aún se niegan sus derechos de propiedad y participación en proyectos productivos, pese a su esfuerzo y contribución comprobada”, lamentó.
Adela, madre de dos hijos, tuvo que abandonar su hogar y su espacio de trabajo. Actualmente busca nuevas oportunidades, y hace un llamado a las autoridades estatales, colectivas feministas y organizaciones sociales para que su caso no quede impune.
“Tenemos la marca, La Palenquerita, que se creó en mi honor. Pero ni mi padre ni mi hermano lo ven así. Me despojaron del proyecto que yo construí con mis manos, solo por ser mujer”, afirmó.
El caso de Adela pone en evidencia el machismo estructural que aún persiste en comunidades rurales de Oaxaca, donde las mujeres siguen siendo excluidas de oficios, herencias y espacios productivos, incluso cuando han demostrado su capacidad, experiencia y liderazgo.
Con información de Diana Manzo | Istmo Press