Redacción|El Piñero
Oaxaca.- En medio del rumor de los pinos y el susurro de la Primavera Oaxaqueña, la Comisión Estatal Forestal (Coesfo) decidió que era hora de desplegar alas… o al menos helicópteros, sobre 521 hectáreas de bosques en San Andrés Cabecera Nueva. La misión, poner freno a la incansable “mosca sierra”, ese insecto defoliador que parece tener más hambre que los visitantes de temporada.
La receta, según los expertos, es un cóctel biológico a base del hongo Beauveria bassiana, capaz de hacerle frente a la plaga sin molestar a los demás habitantes del bosque ni alterar el frágil ecosistema. Así, los árboles se salvan, los pajaritos siguen cantando y los habitantes pueden presumir que sus bosques están “en buenas manos”.
Por tercer año consecutivo, Coesfo presume que el control biológico es la panacea ambiental, eficaz, limpio y respetuoso. Mientras tanto, uno no puede evitar preguntarse si el mensaje a los ciudadanos sería más convincente si, además de los helicópteros y los hongos, incluyeran señales de advertencia en los caminos y charlas sobre cuidado forestal… pero, bueno, al menos los pinos respiran tranquilos y la burocracia ambiental sigue volando alto.