Redacción El Piñero | Corresponsalía
Oaxaca.- El sol apenas se colaba entre los cerros cuando el estruendo rompió la rutina de Tlacolula. Afuera del bar “El Patrón”, donde el mezcal suele correr más que los chismes, Hervé U.A.L. de 44 años e hijo del dirigente social Carlos Aguilar Castellanos, fue alcanzado por una agresión directa que lo dejó sin vida en cuestión de segundos. El hecho ocurrió sobre el kilómetro 53 de la carretera federal 190 Oaxaca–Istmo, justo en la salida rumbo a Mitla, donde los caminos se estrechan y, al parecer, también la vigilancia.
Testigos narran que los agresores llegaron sin prisa, como quien ya conoce el terreno, descargaron su ataque y huyeron sin obstáculos, aprovechando la comodidad de una autoridad ausente. En el municipio, los patrulleros parecían estar en horario de siesta o en operativo invisible, mientras el eco de las detonaciones se perdía entre las paredes del valle. “Aquí el que sobrevive, lo hace por suerte, no por seguridad”, murmuró un comerciante con la resignación de quien ya ha contado más balas que buenas noticias.
Horas después, con la solemnidad burocrática que la tragedia exige, la Fiscalía General del Estado de Oaxaca anunció el inicio de las investigaciones “correspondientes”. Promesas de siempre, resultados de nunca. Y mientras los peritos levantaban casquillos y protocolos, la región de Tlacolula volvía a su rutina.