Redacción El Piñero | Corresponsalía
Oaxaca.— La noche caía sobre la Colonia Neza Cubi cuando los vecinos comenzaron a notar un movimiento inusual. En la esquina de la Calle Sindihui, varios vehículos sin distintivos oficiales llegaban uno tras otro. De ellos descendían personas que, según testigos, habían sido retenidas durante el Operativo Sable, implementado horas antes en la Central de Abasto. Los habitantes observaban con incertidumbre como eran ingresadas a un inmueble adaptado de manera improvisada como centro de rehabilitación.
El operativo, encabezado por la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) y corporaciones de Seguridad Pública, tenía como objetivo —según se informó de manera preliminar— retirar de la zona comercial a personas en situación de calle y con problemas de adicciones. Sin embargo, la calma que siguió al despliegue oficial se transformó en desconcierto cuando los colonos advirtieron que los detenidos no habían sido llevados ante una instancia judicial ni a un centro de atención reconocido, sino a una casa común que, de un día para otro, comenzó a funcionar como supuesto espacio de rehabilitación.
“Los bajaron rápido, casi sin decir palabra, y cerraron la puerta con candado”, relató una vecina que presenció el arribo. Otros habitantes aseguran que el sitio carece de personal médico, atención psicológica o vigilancia institucional, lo que aumenta la preocupación por el trato y las condiciones en las que se encuentran las personas trasladadas.
Pese a la magnitud del operativo y las inquietudes expresadas por los vecinos, hasta el momento ninguna autoridad estatal ha emitido un informe oficial sobre el destino o situación de las personas detenidas. La falta de información ha encendido las alarmas entre la población, que exige la intervención de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y organizaciones internacionales como Amnistía Internacional México, para esclarecer lo ocurrido y garantizar el respeto a los derechos fundamentales de los involucrados.
Mientras tanto, en Neza Cubi el ambiente se mantiene tenso. Las puertas del improvisado centro permanecen cerradas y los vecinos, entre el silencio y la indignación, esperan respuestas que aún no llegan.






