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Paquita la del barrio: Mujer luchona, artista y política

El Piñero

Luis Velázquez | Escenarios
29 de mayo de 2021

UNO. Mujer luchona

Paquita la del barrio es mi heroína. De mi recámara he retirado la foto de Jennifer Aniston y colocado un poster de Paquita. Todos los días, a las 6:30 P.M., mi vida se paraliza y me tiro en el reposé para mirar su vida en la televisión.

Una vida dura y ruda, difícil, empujando la carreta con vientos huracanados. “Quemó sus naves” en Alto Lucero, su pueblo, y migró a la Ciudad de México, la metrópoli más poblada del mundo, y se puso a luchar con su hermana Viola, con la que varios años después peleó y durante dos décadas dejaron de hablarse.

DOS. Trabajadoras domésticas

Soñaban con abrirse paso como cantantes en el viejo Distrito Federal. Era, entonces, más, mucho más que hoy, un mundo machista. Los mariachis y los intérpretes, por lo regular solistas, se imponían.

Y de restaurante en restaurante y de antro en antro ofrecieron sus servicios. Y ellas, firmes, pa’lante, seguras de su vocación artística.

Un restaurantero les ofreció una oportunidad de cantar alternando con un mariachi. Pero a cambio, debían trabajar, primero, como sirvientas, encargadas de la limpieza de los baños. Y después, como cocineras.

TRES. Pelea por los hijos

En Alto Lucero, Paquita dejó a dos hijos gemelos procreados con un hombre que llegó al pueblo de tesorero municipal, y quien estaba casado y con hijos y siempre lo ocultó.

La estafa fue descubierta cuando la esposa de aquel hombre llegó al pueblo y se armó el despapaye.

Paquita dejó a sus hijos con una hermana y migró al DF. Y el hombre aprovechó la circunstancia para denunciarla que como trabajadora sexual y funcionario público aprovechó la circunstancia para quedarse con los hijos.

CUATRO. Pesada carga

Ella, con su hermana Viola, siguió empujando la carreta. Dura era la faena diaria. Cocinar, lavar los baños y cantar. Todo, por el mismo sueldo.

Además, la abuela enferma en Alto Lucero, y ni siquiera, vaya, dinerito ahorrado para enviar centavos a la hermana para la compra de medicinas.

Con toda aquella carga pesada de soledad encima, las hermanas se mantuvieron inalterables.

CINCO. De artista a política

Famosa ya, Paquita fue atrapada por el alcoholismo, el gran riesgo en la farándula. Las inteligencias y los talentos más insólitos han sucumbido en el viaje. Más, cuando se cae en las drogas.

Pero Paquita salió del infierno. Y recuperó su vida. Y su nombre. Y a su familia.

Ahora, es candidata del Movimiento Ciudadano del senador Dante Alfonso Delgado Rannauro a diputada local por el distrito de Misantla, y en donde pertenece Alto Lucero.

De artista a política. Y como pocos, fue honesta. “Nada sé de política, pero tendré asesores”, dijo.

Pero ella tiene mejores cualidades. Primero, gran sensibilidad social. Segundo, es hija “de la cultura del esfuerzo”. Tercero, luchona. Cuatro, conoció la vida en las partes oscuras y sombrías y se redimió.

SEIS. Mujer íntegra

Como pocos, excepcionales, seres humanos, exitosa, decidió invertir en su pueblo. Y construyó un hotel. Paquita se llama.

De entrada, resulta insólito un hotel de primera en Alto Lucero. El turismo es bajo. Incluso, entrada por salida. Si acaso, comer en el hotel y para atrás, a Xalapa.

Y por eso mismo, la generosidad solidaria de Paquita con su pueblo.

Un día, en la Ciudad de México, los inspectores le clausuraron el restaurante y le pedían embute para la reapertura. Era delegado Ricardo Monreal, senador de la república por MORENA, hoy.

“Ningún ‘mordida’” dijo Paquita. “Seguiremos cerrados”.

Una mujer íntegra, honesta, segura, admirable y admirada.

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