Texas, EE.UU.— José Olvera y Alicia, un matrimonio originario de Querétaro que residía en Texas desde hace más de 40 años, murieron tomados de la mano tras ser arrastrados por la corriente durante las inundaciones que azotan el estado norteamericano, y que ya han cobrado la vida de al menos 121 personas, con 180 más desaparecidas.
La tragedia ocurrió en el condado de Kerr, donde vivían y trabajaban. El agua subió con rapidez tras el desbordamiento del río Guadalupe, provocado por intensas lluvias el pasado 4 de julio. En entrevista con CNN, su hija, Lidia Olvera, relató que su padre conocía bien la zona y sabía cómo reaccionar ante una emergencia, pero esta vez no logró ponerse a salvo.
“Mi papá sabía subir a terreno alto. Su primer instinto fue buscar las montañas… pero al final no pudo dejarla sola. Se quedaron tomados de la mano”, narró.
Según testigos, la pareja fue vista caminando juntos antes de que el nivel del agua aumentara repentinamente. Alicia cayó y José intentó rescatarla. “No quiso soltarla, aunque eso le costara la vida”, dijo su hija.
En las labores de rescate participó Ilda Mendoza, una mujer embarazada, quien junto con un grupo de voluntarios encontró los cuerpos. “No fue difícil salir, me dio fortaleza. Sentí que le daba paz a alguien”, declaró.
Una tragedia con causas profundas
Expertos explicaron que la zona afectada, conocida como el “Callejón de las Inundaciones Repentinas”, es propensa a desbordamientos súbitos. En solo 45 minutos, el río creció más de ocho metros.
La falta de cobertura celular y sistemas de alerta también influyó en la tragedia, admitieron autoridades. Además, recortes de personal y presupuesto en el Servicio Meteorológico Nacional durante la administración de Donald Trump habrían debilitado la capacidad de reacción.
Pese a las alertas emitidas, muchos no recibieron los mensajes de emergencia a tiempo.