Redaccion | El Piñero
Puebla.- En San Lorenzo Teotipilco, junta auxiliar del municipio de Tehuacán, se vivió una tarde de esas que parecen sacadas de un libreto de ficción policíaca, un automóvil con reporte de robo fue detectado gracias a las cámaras del C2 —esas que muchas veces sirven más de adorno que de herramienta— y, contra todo pronóstico, la Policía Municipal montó un operativo que terminó con la detención de un conductor y la recuperación del vehículo.
El protagonista involuntario de esta historia fue Germán N., quien conducía la unidad sin poder mostrar documento alguno que acreditara su propiedad. El desenlace fue predecible, detenido en el acto y llevado junto con el coche a la Fiscalía General del Estado, donde se determinará su situación jurídica. Todo esto, claro, bajo la bandera de la coordinación entre los tres niveles de gobierno, ese estribillo que ya parece más un slogan que una realidad palpable.
Y mientras el Ayuntamiento presume en comunicados que “con hechos se refrenda el compromiso con la ciudadanía”, los habitantes de Tehuacán levantan la ceja, si el C2 realmente funciona tan bien, ¿por qué los robos siguen siendo el pan de cada día? ¿Será que el milagro solo ocurre cuando la cámara, el foco y la nota están de por medio? Porque en las colonias, lo que se repite una y otra vez es la ausencia de patrullas y la eterna promesa de seguridad que nunca termina de llegar.