Redacción El Piñero | Corresponsalía
Puebla.- La devoción suele poner a la gente en movimiento, pero esta vez la fe se topó de frente con el concreto y la imprudencia. Un grupo de peregrinos partió de Chalma, Estado de México, con la ilusión de llegar a Francisco I. Madero, en Chilchotla, Puebla, y terminó siendo protagonista involuntario de un “accidente de fe” a la altura de Cuauhtémoc, Huamantla, Tlaxcala, cuando un tráiler los embistió por detrás. La tragedia dejó un saldo doloroso: un joven de 17 años fallecido y ocho peregrinos más con heridas que contarán historias por largo tiempo.
La escena fue una mezcla de pánico, oraciones y sirenas. Paramédicos corrieron contra el reloj para atender a los lesionados mientras elementos de seguridad acordonaban el lugar, como si eso pudiera contener la ironía de un accidente que parecía anunciado. Entre rezos y desesperación, quedó al descubierto la vulnerabilidad de quienes transitan por estas rutas sin señales ni protocolos que adviertan del riesgo.
Mientras tanto, las autoridades locales, fieles a su costumbre de aparecer cuando la tragedia ya pasó, brillaron por su ausencia preventiva. Ni controles, ni avisos, ni estrategias de seguridad; sólo la crónica de un descuido que se llevó la vida de un joven y dejó a varios más lidiando con heridas físicas y emocionales. Al parecer, en la autopista de Huamantla, la fe no es suficiente para esquivar el caos.