Redacción El Piñero | Corresponsalía
Puebla.- Era diciembre de 2020 cuando un hecho estremeció al municipio de Ocoyucan, una pequeña de apenas un año y cinco meses perdió la vida en circunstancias que, al inicio, parecían una tragedia doméstica. Su madre, María Dolores N., intentó convencer a los vecinos y a los servicios funerarios de que la niña había fallecido por un mal estomacal; sin embargo, los indicios en el cuerpo revelaron otra historia.
El personal de la funeraria fue el primero en notar señales de violencia, lo que encendió las alarmas y llevó a dar aviso a las autoridades. Minutos más tarde, agentes investigadores arribaron al domicilio en la Colonia Tlacaéletl. Fue entonces cuando, en un arranque de resistencia, la mujer agredió con un arma blanca a una agente, causándole lesiones en la mano, un gesto desesperado que marcó el rumbo de la investigación.
Los meses se transformaron en años y el proceso judicial avanzó entre recursos y apelaciones. Finalmente, el 29 de abril de 2024 un juez dictó 20 años de prisión en su contra, sentencia que fue combatida por la defensa, pero que este 2025 quedó firme. La Fiscalía General del Estado celebró la resolución como un acto de justicia, aunque en las Calles de Ocoyucan aún resuena el recuerdo de aquel suceso que dejó una huella imborrable en la comunidad.