Redaccion | El Piñero
Puebla.- La mañana de este sábado, la Colonia Aquiles Serdán despertó con un olor distinto: no era café ni pan recién hecho, sino humo, ceniza y la evidencia de que un cortocircuito decidió robarle el protagonismo a la música y las risas de “La Cantinita”. Entre paredes ennegrecidas y muebles consumidos por el fuego, los bomberos y Protección Civil luchaban contra las llamas como si fueran actores de una obra de acción que nadie había ensayado, mientras un hombre perdía la vida atrapado dentro del bar, recordándonos que la diversión puede convertirse en tragedia en segundos.
La zona quedó acordonada, la Fiscalía llegó a levantar el cuerpo y a tomar evidencia; los curiosos miraban detrás de las cintas amarillas con la misma fascinación que cuando ocurre un accidente de tránsito viral. Mientras tanto, la burocracia oficial emitía comunicados y promesas de investigación, pero nadie respondió a tiempo para prevenir que un fallo eléctrico arrasara con la vida de alguien dentro del local.
Entre risas apagadas y un silencio que quemaba más que el fuego, los vecinos relatan la ausencia de supervisión en los establecimientos, la falta de medidas preventivas y la certeza de que, en Puebla, la cultura de la prevención todavía es más un anuncio que una práctica. “La Cantinita” se convirtió en un recordatorio doloroso, una chispa basta para cambiarlo todo, y en ocasiones, ni los bomberos ni la ley llegan lo suficientemente rápido.