Luis Velázquez | Expediente 2021
05 de julio de 2021
López Obrador empezó el sexenio anunciando que se sometería a un referéndum, un plebiscito, una consulta popular, sobre la revocación del mandato.
Nunca antes en el país un antecesor sometiéndose a las urnas para ver si la población electoral decidía que continuara o retirara.
Desde entonces ha sido obsesiva obsesión.
Incluso, en el primer trimestre del año que camina filtró la posibilidad de que el plebiscito se aplicara el 6 de junio para ir en la boleta y quizá, de paso, amacizar el triunfo de los candidatos de MORENA a gobernadores, diputados federales y locales y presidentes municipales.
Luego de jugar con la posibilidad “midiendo el agua a los camotes” difirió la fecha y la dejó en lista de espera.
Ahora, y luego del triunfo electoral de MORENA en los comicios más violentos de la historia (más de cien candidatos asesinados, Veracruz, campeón) lanzó para el primero de agosto el juicio político a 5 antecesores, a saber, Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas.
Su plebiscito, “calentando los tamales” para nueva fecha.
En Veracruz, el góber de la 4T es una copia Xerox de López Obrador. La mayor parte de los programas sociales y proyectos y reformas a la ley y ajustes y reajustes en el gabinete federal son reproducidos aquí como un espejo.
Menos, la revocación de mandato.
Durante dos años y un semestre, el góber jarocho nunca levantó la mano para decir que igual, igualito que López Obrador se sometería a la revocación.
Pero de pronto, ¡zas!, el milagro se hizo. O está cuajando. En todo caso, jugando al inteligente.
Luego de que MORENA ganó 26 diputaciones locales de 30 y 18 federales de veinte y cien municipios de 212, el coordinador estatal “se cortó las venas” por su góber y quien lo entronizara en el poder, reviró a los partidos de oposición y aseguró que Cuitláhuac García se someteré a la consulta popular para la revocación.
Quedaron, pues, envalentonados. El triunfo del 6 de junio los volvió bragados y peleadores callejeros. Están seguros de que ganarán en las urnas el voto unánime para que el góber termine el mandato constitucional en el año 2024.
Tan valiente el encargado de MORENA en Veracruz que le dio para ponerse los guantes y revelar que irá por la reelección como dirigente guinda y marrón.
Pero…, resulta que de pronto, marcha atrás.
En la LXV Legislatura, la bancada de MORENA anunció que, en efecto, habrá revocación de mandatos para todos quienes así lo deseen, menos, menos, menos, para Cuitláhuac.
El doble juego. “Tirar la piedra y esconder la mano”. El revire, quizá, para el líder partidista de MORENA. Acaso se le habría ido la lengua. Quizá le dieron luz, pero luego, el arrepentimiento.
Si López Obrador irá, ninguna razón de peso y con peso existe para andar con medias tintas.
“Todos hijos de Dios o todos hijos del diablo” exclamaría el viejito del pueblo.
UN COTORRITO EN MORENA
Con cien alcaldías y 26 distritos locales y 18 federales ganados el 6 de junio, MORENA iría de gane con la revocación de mandato.
Los operadores políticos del partido obradorista bien amarrarían arriba y abajo la posibilidad de sufragios a favor para evitar una sorpresa cardiaca.
Y si los corazones y las neuronas de los militantes y simpatizantes han de aceitarse, pa’lante.
De hecho, el aparato partidista con Esteban Ramírez Zepeta, antiguo empleado de la Oficina de Gobierno, ya empezó.
El día cuando anunció que la revocación iría en Veracruz, también sacó filo a la cuchilla para despotricar, por ejemplo, en contra de los exgobernadores y diputados y senadores “que votaron por reformas peñistas”, entre ellas, la educativa, y en donde se le olvidó que cuando el líder nacional de MORENA, Mario Delgado, era senador de la república, luego luego aprobó la reforma educativa de Peña Nieto.
También lanzó el fuego enemigo en contra de Javier Duarte por vincularse con la delincuencia organizada (La Jornada Veracruz, 27 junio, 2021) y nunca haberse sometido, como lo establece la ley, a una revocación.
Su puntería alcanzó para refrendar, ajá, su lucha sin cuartel en contra de la corrupción (¡Hosanna, hosanna!), “los políticos que se han hecho ricos y no puede explicar la fuente de su dinero”, sin detenerse, claro, a especificar nombres y apellidos y cargos públicos y tiempo político.
Su perorata forma parte del discurso patriotero para, entre otras cositas, congraciarse con el góber de la 4T, su hacedor, aun cuando se muestra como un simple merolico, un cotorrito, una chachalaca, replicando temas manoseados en exceso.
En el siglo pasado les llamaban demagogos.
MORENA VA DE GANE
Gobernador “en la plenitud del pinche poder”…
MORENA, partido en el poder…
MORENA ganador de la mayoría edilicia y legislativa el 6 de junio…
López Obrador, el presidente, ramificando su karma y buena vibra en Veracruz como en el resto del país…
Operación política de la tribu guinda y marrón en la tierra jarocha…, entonces, la revocación de mandato para el góber de la 4T estaría garantizada, con vientos favorables.
Ningún chiste, pues, zambullirse en las urnas.
Va de gane y cuestión de simple protocolo.
Más, mucho más, con una oposición de hecho derrotada, que en dos años y medio sigue hipnotizada, paralizada, achicada, incapaz de estar a la altura crítica con hechos y resultados.
