Jaime GUERRERO
Un día después del multitudinario acto por el séptimo aniversario de la Cuarta Transformación, la presidenta Claudia Sheinbaum rechazó tajantemente que su gobierno haya recurrido a la entrega de dádivas o incentivos para llenar la plancha del Zócalo el pasado sábado.
“Nunca aceptaríamos eso, siempre hemos estado en contra de cualquier dádiva a cambio de participar en un evento. Eso no debe ocurrir”, afirmó la mandataria durante la conferencia mañanera de este lunes en Palacio Nacional.
Sheinbaum insistió en que el entusiasmo de los asistentes desmiente cualquier acusación de movilización forzada: “No hubiera habido la cantidad de gente ni el entusiasmo que había en el evento si esa hubiera sido la forma de convocatoria”.
Sin embargo, el ambiente previo al discurso presidencial recordó las tradicionales concentraciones del priismo histórico.
Desde la madrugada del sábado, miles de integrantes de sindicatos oficialistas tomaron posiciones en la plaza.
Los contingentes más numerosos fueron los del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), que llegaron antes de las 2 de la mañana.
También se observaron bloques de electricistas del SME, petroleros del STPRM, telefonistas del STRM, ferrocarrileros, burócratas de distintos estados y miembros de la CROC y la CTM.
Lejos de una concentración espontánea, los testigos reportaron empujones, cintas improvisadas y banderas utilizadas como estacas para delimitar territorios.
Cada organización defendió su espacio como si el tamaño del bloque determinara su influencia en el nuevo régimen, en una escena que evocó los desfiles y mítines del PRI en los años ochenta.
La disputa por cada centímetro de la plancha contrastó con el discurso oficial de una movilización ciudadana libre y entusiasta.
Tras el evento, la presidenta subrayó: “Siempre hemos estado en contra, nunca lo vamos a aprobar, no es la manera en que nosotros actuamos ni la que utilizamos para convocar”.






