Redacción|El Piñero
Sinaloa.- En El Fuerte, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional se toparon con una camioneta Dodge RAM blanca que pretendía hacerse pasar por vehículo oficial de la CFE, pero en lugar de repartir luz, transportaba 300 kilos de presunta metanfetamina en 665 paquetes ocultos bajo un doble fondo. La unidad parecía una versión móvil de “haz lo que quieras”, y, como en todo buen episodio de comedia criminal, las autoridades la encontraron justo antes de que pudiera entregar su carga.
El hallazgo se suma a otro decomiso reciente de más de 1,200 kilos de la misma sustancia en una camioneta con reporte de robo, mientras cinco individuos —entre ellos dos menores— fueron detenidos en posesión de armas largas y cargadores completamente abastecidos. La participación de adolescentes en estas maniobras demuestra que la delincuencia organizada no sólo tiene ingenio, sino también paciencia para reclutar a los más jóvenes, como si fueran becarios de la ilegalidad.
Sin embargo, mientras los decomisos se celebran con bombo y platillo en redes sociales, nadie explica cómo circulan vehículos clonados con logotipos oficiales, ni por qué los menores siguen siendo blancos de este “sistema de prácticas” del crimen. El discurso de seguridad presume golpes contundentes, pero la realidad sigue desconectada, dejando ver que la prevención, la vigilancia y la educación siguen siendo el verdadero apagón en la lucha contra la delincuencia organizada.