Luis Velázquez | Malecón del Paseo
Veracruz.- EMBARCADERO: En la novela “Pedro Páramo”, Juan Rulfo cuenta, entre otras tantas historias, el derecho de pernada que ejercía el cacique, el latifundista dueño de tierras que se perdían en el horizonte, allí donde suelen juntarse la tierra y el cielo…
El derecho de pernada en el siglo pasado que permitía al patroncito acostarse con la mujer de su reino y su imperio que le gustara o deseara…
Y como se trataba de un derecho no escrito, pero vigente, entonces, nadie protestaba, casi casi como el regalo de veinte doncellas que cada uno de los jefes aztecas fueron regalando a Hernán Cortés en su viaje de Yucatán a Veracruz y a la vieja Tenochtitlán…
ROMPEOLAS: Pero aun cuando el derecho de pernada alcanzó su plenitud en siglos anteriores todavía está vigente…
Por ejemplo, se reproduce en las oficinas públicas y privadas donde hay un director y gerente general, un jefe de personal, un mandamás con secretarias a sus órdenes…
Se repite en muchas casas particulares con trabajadoras domésticas y en donde además del patroncito lujurioso hasta los hijos entran al reparto sintiéndose dueños de las vidas ajenas…
ARRECIFES: Se copia en los salones de clases del bachillerato y la universidad, incluso, hasta en la secundaria, donde el profesor suele acosar a la estudiante hasta que sucumba, o en todo caso, lo denuncien…
Se reproduce en las corporaciones policiacas donde los jefes y los policías acosan a las mujeres policías…
Incluso, vaya, sucede hasta en la iglesia donde en nombre de Dios los sacerdotes suelen tender vasos comunicantes para seducir a las feligresas, como aquel joven sacerdote italiano que hace una quincena confesó en misa, delante del obispo, que renunciaba al voto sacerdotal enamorado de una mujer…
ESCOLLERAS: El derecho de pernada suele germinar en tierra fértil hasta en las oficinas de políticos encumbrados donde tienen mujeres como segundas y alternas y ni se diga secretarias…
Son varios, por ejemplo, los presidentes de la república que, incluso, se divorciaron en el ejercicio del poder para vivir a plenitud con una secretaria, jefa de un despacho, titular en una dependencia…
Con todo y “los golpes de pecho” rechazando el machismo y con todo y la cada vez encendida protesta femenina, el derecho de pernada sigue multiplicándose en tierra fértil…
PLAZOLETA: Hay derecho de pernada, por ejemplo, en los reclusorios regionales donde los jefes penitenciarios hasta los jefes de las crujías y mazmorras se imponen…
Incluso, hay penales donde por aquí llega una mujer detenida de buen ver la llevan con el capo del CERESO para su consumo inevitable…
También lo hay entre los carteles y cartelitos sobre las mujeres detenidas, entre ellas, las migrantes… La fama pública registra que los dueños de los prostíbulos también aplican el derecho de pernada sobre las trabajadoras sexuales, y si les gustan, en amantes las convierten…
PALMERAS: Desde luego, siguen ultrajándose los elementales derechos humanos de las mujeres con todo y la lucha milenaria y bíblica (ONG, académicas, comisiones oficiales y extraoficiales, etcétera) para lograr el respeto a las garantías constitucionales…
Es una lucha tan vieja como la historia de la humanidad y que bien pudiera, quizá, explicar el auge del feminicidio…
Peor si se considera que 6 de cada diez habitantes del país son mujeres…
Y como los hombres siguen teniendo el látigo en la mano en todos los órdenes de la vida pública y privada, entonces, ninguna lucecita alumbra el largo y tortuoso y sinuoso túnel de la dignidad humana…
