Redacción El Piñero | Corresponsalía
Veracruz.- Eran las once de la mañana en la Ciudad de Orizaba cuando un sujeto, con toda la calma del mundo, entró a la tienda de conveniencia de la Calle Real, Colonia Barrio Nuevo. Fingiendo ser un cliente más, se acercó al área de cajas y, como si se tratara de una escena repetida hasta el cansancio, mostró un arma de fuego para exigir el dinero en efectivo y algunos objetos de valor. Los empleados, entre el susto y la impotencia, no tuvieron más opción que entregarlo todo.
Lo insólito no fue el asalto en sí, sino la forma en que el individuo abandonó el lugar: con serenidad, como quien acaba de comprar un refresco, salió a la calle y abordó un taxi rumbo a la misma colonia. El hecho provocó un operativo “exprés” de policías municipales y estatales, que corrieron detrás de un vehículo de alquiler, lo interceptaron, revisaron y… sorpresa: el asaltante ya no estaba. El chófer, tras pasar un mal rato, fue liberado. El OXXO, por su parte, cerró sus puertas y colgó un letrero avisando que estaba “fuera de servicio”, como si fuera una falla de sistema y no un robo a plena luz del día.
La parte más amarga —y a la vez predecible— es que el operativo no sirvió de mucho. Las corporaciones se quedaron con las manos vacías, como suele ocurrir, y el asaltante sigue sin ser localizado. Ahora todo recae en que el apoderado legal de la tienda y los trabajadores afectados acudan a la Fiscalía Regional a presentar la denuncia, mientras la ciudadanía observa cómo el ciclo se repite: un atraco más en Orizaba, una persecución a medias y una autoridad que siempre llega tarde, pero eso sí, con sirenas encendidas.