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Veracruz asolado por el fuego cruzado, el hambre y la desesperación social, tiene al Carnaval en puerta

Staff El Piñero

 

Luis Velázquez/ Barandal

Veracruz.-19 de enero de 2017.-PASAMANOS: Veracruz es un país asolado por el fuego cruzado, el hambre y la desesperación social.

Pero al mismo tiempo, con unos genes que siempre llevan al desmadre. Incluso, y de cara al mar, al pitorreo, el sentido del humor, como ha de explicarse con los aletazos que el presidente del Comité de Carnaval, “El pollo”, pretende asestar rumbo a la alcaldía jarocha.

Se vive aquí, el relajo, como en San Blas, Nayarit, con el alcalde “que robó poquito porque poquito había”, y/o como Rubí en sus quince años recién celebrados en el poblado La Joya, en San Luis Potosí, y en cadena televisa nacional con todo y las redes sociales.

Por eso mismo, las máscaras sonrientes de la cultura azteca dan la bienvenida a tirios y troyanos a la entrada a Veracruz por el lado este, porque somos, hemos sido, siempre seremos, una nación de excesos llevada, incluso, al delirio tremens.

Por ejemplo, un gobernador, Javier Duarte, que inyectaba agua a los niños enfermos de cáncer en vez de suministrar la quimioterapia consabida.

El mismito gobernador que escondía 23 millones de pesos en cajas de zapatos en una habitación de su residencia en la Ciudad de México.

Y el mismito góber tuitero que hoy cumple 95 días “a salto de mata” huyendo de la Procuraduría General de la República que lo busca por delincuencia organizada, lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y peculado, entre otras cositas maravillosas de quien fue declarado como el símbolo de la nueva generación política del país por un Enrique Peña Nieto asombrado y deslumbrado con su currículo.

Aquí alternan con la misma pasión la tragedia y la comedia, todo, en medio del desmadre.

Que por fin vendrán los cubanos al carnaval…cuando, caray, siempre vienen.

Que desfilarán los gays y las lesbianas en el carnaval y ellos también coronarán a sus reinis como parte de la gran parafernalia.

Que este año Javier Duarte será quemado como Juan Carnaval porque así lo exigió el pueblo jarocho luego de una encuesta rápida ante la risa bigotuda de Luis Antonio Pérez Fraga, él mismito que sueña con brincar a la oficina superior del palacio municipal como sucesor de Ramón Poo Gil.

La vida, pues, como un carnaval por más y más decapitados que tiren en Coatzintla frente al cuartel militar y por más parroquianos asesinados una noche etílica en un bar de Papantla y por más chicas secuestradas de 13, 14 y 15 años en Veracruz y Xalapa.

 

BALAUSTRADAS: Quizá “El pollo” podría, digamos, a tono con el desmadre cursar invitación a los íconos del folklor nacional para desfilar en el carnaval y volverlo, digamos, más atractivo.

Por ejemplo, pedir a Hilario Ramírez Layín, el alcalde de San Blas, que se vista de rey feo y desfile en las fiestas de Momo, y más ahora cuando luego de levantar la faldita a una chica bailando en su cumple se ha destapado como candidato a gobernador.

Pedir a Rubí, la chica de San Luis Potosí, que desfile con sus damas de XV años, para continuar aquí la pachanga.

Traerse de plano a la diputada federal, la priista Carmen Salinas, para que en los días del carnaval “La aventurera” actúe en festival nocturno en el zócalo.

De una vez por todas convencer a Víctor Flores Morales, conocido como “El rey Midas”, pero también como el perpetuo dueño del sindicato ferrocarrilero, que se vista como en su juventud con pantalones ajustadísimos, color blanco, tipo Elvis Presley, y se trepe a un carro alegórico, acompañado, digamos, por tantas chicas que suele traer en cada periplo por la ciudad.

Así, y considerando que todos ellos, más otros más, representan el folklore, “El pollo” tendría, digamos, más futuro político, más allá de que el senador Héctor Yunes Landa, su héroe, lo esté impulsando para la candidatura priista al trono imperial y faraónico en que medirá fuerzas con el senador Fernando Yunes Márquez, ya autodestapado para la silla embrujada de palacio.

 

ESCALERAS: El carnaval jarocho demuestra que de norte a sur y de este a oeste la vida en Veracruz es una fiesta perpetua.

Y si hay violencia, desigualdad, pobreza y rencor social, primero, sólo existe entre las elites políticas, porque al millón de indígenas y a los dos millones de campesinos y a los tres millones de obreros, simple y llanamente, les vale, con todo y que también sufran la caja de Pandora, jinetes del Apocalipsis diría el de junto.

Y si el país, incluido una parte de Veracruz, vivió el terrorismo con unos 15 detenidos acusados de saqueadores y de motín y asonada y daños a la nación, la algarabía del pueblo nunca tendrá topes.

Tan es así que todavía hoy, como en el siglo pasado y en el anterior y el anterior, las parejas suelen darse unas vacaciones de una semana para disfrutar la libertad plena con otra compañía, sea hombre, mujer o fantasma, porque en todo caso se trata del delirio de la carne.

Al calor de la marimba y los mariachis, los stripperos y las bailarinas exóticas en los carros alegóricos, la salsa y el reguetton, la camarena y la cerveza y el alcohol, se dará rienda suelta al frenesí.

Y durante ocho días nadie hablará de Javier Duarte y los duartistas ni de los millones del erario que uno y otro se fregaron, porque la vida es una pachanga, y si ellos ya resolvieron las angustias económicas para varias generaciones, sólo se desea que lo disfruten a plenitud, porque 50 días después de la Yunicidad ni Duarte está preso ni tampoco ninguno de los suyos, con quienes, se afirma, el góber azul ha pactado el perdón y la impunidad a cambio de que despepitaran, como Judas, los sucios negocios del fugitivo.

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