Redacción El Piñero | Corresponsalía
Veracruz.- La luna apenas asomaba en el cielo cordobés cuando la colonia Nuevo Toxpan se convirtió en escenario de un nuevo capítulo de la serie interminable titulada “La Seguridad que Nunca Llega”. Dos hombres quedaron tendidos en plena vía pública tras ser alcanzados por los proyectiles de un artefacto bélico, mientras las sirenas rompían el silencio que, ironías de la vida, segundos antes parecía eterno.
De acuerdo con los primeros informes, los ahora occisos fueron sorprendidos por individuos que, sin mucha cortesía, descargaron varias detonaciones y se dieron a la fuga como si se tratara de un ensayo más en la tragicomedia urbana. Paramédicos de la Cruz Roja acudieron de inmediato, pero su intervención se limitó a certificar lo que ya era evidente: que la violencia en Córdoba sigue teniendo la última palabra.
Y como dicta el ritual, la escena fue resguardada por policías municipales, estatales y hasta ministeriales que llegaron más tarde que el café a la oficina. Encintaron, levantaron indicios y trasladaron los cuerpos al SEMEFO, mientras los responsables se perdían en la noche. Todo quedó, una vez más, en la carpeta de investigación número “ya-perdí-la-cuenta”, mientras la región de las Altas Montañas continúa coleccionando estadísticas rojas como si fueran estampitas.