Reacción El Piñero | Corresponsalía
Veracruz.- En Veracruz, donde la política a veces parece un drama con tintes de comedia negra, Sara Luz “N”, ex-alcaldesa de Alvarado (2011–2013), cambió el sello oficial por los barrotes. La Fiscalía General del Estado confirmó que fue sentenciada a 20 años de prisión por su responsabilidad en el homicidio doloso calificado de su secretario particular, M.M.C., un caso que, por años, dormía el sueño de los expedientes olvidados.
El suceso ocurrió el 3 de agosto de 2013, cuando el funcionario fue hallado sin vida en la colonia Lomas del Rosario. Las indagatorias revelaron que la agresión habría sido ordenada directamente por la entonces presidenta municipal, quien ahora enfrenta, además, la suspensión de sus derechos civiles y políticos, junto con el pago por reparación del daño. Un giro de guion que ni el mejor novelista del realismo político mexicano habría imaginado: de dar órdenes en el palacio municipal, a recibirlas en un centro penitenciario.
Pero si algo caracteriza a nuestro sistema de justicia es su ritmo pausado, casi poético. Durante años, el caso fue otro expediente empolvado, hasta que —como si el reloj institucional despertara de su siesta— alguien decidió desempolvarlo. La justicia llegó tarde, cansada y con ojeras, pero al menos se presentó. En Veracruz, los procesos judiciales no se pierden, sólo se extravían entre cambios de administración y cafés fríos.