Redacción El Piñero | Corresponsalía
Veracruz.- En El Arenal, municipio de Coxquihui, se escribió otro capítulo digno de nota roja de guerra: un dron cargado con un cilindro y presunto artefacto bélico fue asegurado en un cateo donde, además, cayó un vecino conocido como Benito “N”, a quien de inmediato pasaron con la fiscalía para que explique lo inexplicable.
El operativo, con más uniforme que discreción, reunió a la Fiscalía Regional de Tuxpan, la Marina, la Defensa Nacional y la Policía Estatal, quienes en desfile casi militar se llevaron desde cilindros con cables colgando, materiales envueltos como piñata de feria, sustancias granuladas sin etiqueta, una tabla de castigo que parecía reliquia de inquisición veracruzana, chalecos, cargadores, ponchallantas, hasta una moto sin placas y un casco que ya pedía jubilación. La joya de la vitrina: el dron con su “upgrade casero”, digno de feria de ciencia pero patrocinado por la inseguridad.
Lo curioso, aunque no sorprendente, es que nadie aclaró cómo semejante arsenal casero funcionaba bajo el sol sin que las autoridades se enteraran. Menos aún explicaron por qué el rancho, señalado extraoficialmente como propiedad del exalcalde Reveriano “N” —hoy huésped de lujo en un penal poblano—, estaba convertido en taller de inventos riesgosos. Al final, el pueblo se quedó con la sensación de que el despliegue sirvió más para la foto institucional que para resolver la crisis de fondo: la seguridad que sigue siendo un mito, mientras los drones vuelan más alto que las promesas oficiales.