Redacción El Piñero | Corresponsalía
Veracruz.- La rutina polvorienta de la comunidad Acalapa II, en los confines de Las Choapas y Villa Cuichapa, se vio sacudida la mañana del jueves cuando Rosa Alegría Bautista, de 23 años, y su hermana Anahí, de apenas 14, salieron de su casa con los dos hijos pequeños de Rosa y, como si la tierra se los hubiera tragado, no volvieron a aparecer. Hasta este viernes, el pueblo sólo tiene preguntas y ninguna respuesta.
El reloj marcaba las 10:00 cuando las jóvenes partieron con ropa y algunas pertenencias, detalle que en cualquier otra circunstancia pasaría desapercibido, pero que hoy despierta sospechas y agranda la inquietud. Vecinos y familiares repasan una y otra vez la escena de la partida, como si en el recuerdo pudieran hallar la pista que las autoridades aún no encuentran. El silencio se ha convertido en protagonista y la incertidumbre, en huésped permanente del lugar.
Y mientras las horas corren, la familia prepara a marchas forzadas la denuncia formal, porque el Estado, tan ágil para pedir papeles y sellos, es igual de lento para mover un dedo cuando se trata de buscar personas. En Acalapa II, la angustia se palpa en cada esquina, pero los protocolos oficiales siguen guardados en algún cajón, quizá esperando que alguien los desempolve con una firma. Entre la zozobra, el pueblo murmura: aquí los que caminan rápido son los rumores, no las autoridades.