Redaccion | El Piñero
Veracruz.- El Norte de Veracruz amaneció con resaca de pólvora, en menos de 24 horas, tres bares fueron atacados en distintos municipios, dejando un saldo de cuatro personas sin vida y tres lesionadas, como si la diversión nocturna viniera ahora con un pase automático a la sala de emergencias.
El recorrido de la violencia empezó en Poza Rica, donde en el antro La Brocheta dos personas fueron abatidas y el gerente terminó con heridas graves.
Siguió la función en Álamo Temapache, en el bar Maryboo, donde un hombre —identificado por medios como supuesto oficial de Transporte Público Estatal— perdió la vida, mientras el dueño y un DJ fueron trasladados con lesiones a un hospital.
El tercer acto de esta tragedia sucedió en Cerro Azul, donde una mujer fue agredida de forma directa y quedó tendida en el sitio, mientras los agresores se esfumaban con la misma facilidad con que las promesas de seguridad desaparecen en los discursos oficiales.
Y en el otro escenario, el de la burocracia, las fuerzas del orden repitieron el libreto conocido: patrullajes mediáticos, comunicados “enérgicos” y operativos de último minuto que llegan cuando ya no hay nada qué proteger.
La constante es clara, los bares cambian de nombre, las víctimas de rostro, pero la inacción es siempre la misma. Así, Veracruz confirma que la fiesta sigue… solo que la música la pone la violencia y la pista de baile la improvisan las autoridades con pasos torpes de indiferencia.