Redacción El Piñero | Corresponsalía
Veracruz.- La noche de este lunes, el asfalto del kilómetro 247 de la autopista 150D, a la altura de Balastrera, se convirtió en escenario de tragedia cuando una mujer de aproximadamente 30 años fue arrollada por un vehículo pesado. Como en una película de terror con guión olvidado, el conductor decidió desaparecer del lugar, dejando a la víctima como protagonista involuntaria de un accidente que nadie pidió ver.
Mientras la vía se transformaba en un laberinto de autos detenidos, la policía municipal y la Guardia Nacional División Caminos arribaron para resguardar el sitio, haciendo su aparición con el porte formal de quien llega a un teatro donde ya ocurrió la obra principal. El personal de la Fiscalía realizó sus diligencias con calma casi burocrática, levantando evidencia y tomando nota de lo inevitable: la desgracia había ocurrido.
Lo que faltó, por supuesto, fue una persecución digna de manual, ningún retén, ningún operativo relámpago, ningún milagro de coordinación inmediata. La autopista siguió su rutina de bocinas y claxons, mientras los conductores aprendían, a la fuerza, que la prudencia y la atención son los únicos aliados en un tramo donde la responsabilidad a veces decide tomarse vacaciones.