Redaccion | El Piñero
Veracruz.- Lo que prometía ser una tarde de chapuzón y risas acabó en pesadilla para una familia de Tantoyuca, cuando Ramón “N”, un adolescente de apenas 13 años, se sumergió en las aguas del río Calabozo y jamás regresó. Fue hasta la mañana siguiente, con la llegada de buzos de la Secretaría de Marina-Armada de México, que su ausencia se volvió certeza: lo encontraron sin vida en la zona conocida como La Bomba.
El drama comenzó el viernes por la tarde, cuando el muchacho acudió al sitio acompañado de su hermana y del novio de ella. Mientras los adultos veían pasar el tiempo, el jovencito se lanzó al agua confiado, como tantos otros, pero el río traicionero lo atrapó en silencio. Vecinos y Protección Civil corrieron a intentar el rescate, pero la oscuridad cayó más rápido que la ayuda especializada, obligando a suspender la búsqueda hasta el amanecer.
Y aquí es donde la crónica se mezcla con la crítica, en Tantoyuca las emergencias parecen obedecer al horario de oficina. No hubo buzos disponibles la primera noche, como si la tragedia pudiera esperar a que amaneciera. Mientras la familia rezaba y la comunidad se angustiaba, los protocolos brillaban por su ausencia. Al final, el río devolvió al joven, pero la lección quedó flotando: la burocracia no sabe nadar.