Redacción El Piñero | Corresponsalía
Veracruz.- La madrugada de este viernes, la Colonia El Rastro, municipio de Tihuatlán, se convirtió en escenario de una tragedia que parecía escrita por el guión del descuido, un incendio devoró la vivienda de Pablo N, un hombre de 85 años, quien dormía plácidamente entre láminas y madera cuando las llamas hicieron su entrada triunfal. Vecinos, con el corazón en la garganta, intentaron socorrerlo y llamaron al 911, mientras observaban cómo su hogar desaparecía en cuestión de minutos y el abuelito perdia la vida.
Los bomberos y elementos de Protección Civil Municipal llegaron, sí, pero la intensidad del fuego ya había convertido la escena en un espectáculo de destrucción que dejó claro que la reacción llega siempre después del daño. El adulto mayor no logró salir con vida, y sus restos fueron levantados por la Fiscalía y Servicios Periciales, que se encargaron de iniciar las diligencias correspondientes, mientras la comunidad se preguntaba si alguna vez alguien había revisado la seguridad de la zona.
Y es que, más allá del drama humano, el siniestro dejó al descubierto la cruda realidad de la prevención en Tihuatlán: casas de materiales inflamables, ausencia de sistemas de seguridad y autoridades que parecen aparecer solo cuando el desastre ya está consumado. La tragedia de Pablo N. no solo quema hogares, sino también la paciencia de una comunidad que sigue esperando que la seguridad deje de ser una promesa de ocasión y se convierta en acción real.