Redaccion | El Piñero
Veracruz.- La madrugada de este martes, el sector 5 de Totolapa, en Tihuatlán, despertó con un aroma que nadie quería, hidrocarburo flotando en el arroyo local, rumbo al río Cazones. Los vecinos, entre el susto y la indignación, señalaron que estas fugas se están convirtiendo en rutina, como si la comunidad debiera acostumbrarse a respirar peligro con desayuno incluido.
El olor penetrante alertó a los habitantes, quienes observaron cómo los residuos se deslizaban por el cauce, afectando flora y fauna mientras algunos intentaban tapar con ramas lo que claramente no podían contener. Protección Civil llegó al sitio, hizo sus recorridos de inspección y, tras confirmar la fuente de la fuga, avisó a Petróleos Mexicanos (Pemex), que procedió a reparar la línea dañada y aplicar medidas de remediación ambiental. Una intervención eficaz, sí, pero que llega cuando el problema ya ha hecho su show en el vecindario.
Mientras tanto, la queja generalizada es que la prevención sigue siendo una anécdota. Nadie patrulla los arroyos, nadie verifica las líneas de combustible con regularidad, y la población se queda con el olfato como alarma y la sensación de que, en Totolapa, las autoridades esperan a que el desastre sea noticia antes de moverse. Una rutina que ya huele… y no precisamente a limpio.