Redacción | El Piñero
Veracruz.- La tarde del martes, las lluvias que azotan Tepehuacán decidieron tomarse la justicia por su cuenta: un derrumbe en el tramo Tamala-Tepehuacán sepultó un tráiler bajo toneladas de tierra y rocas, dejando la carretera bloqueada y al conductor desaparecido en medio del caos.
Vecinos y transportistas narran que la unidad quedó atrapada como si la montaña quisiera castigar a quien osara cruzarla ese día, mientras la lluvia insistía en retrasar la llegada de la ayuda. Al amanecer del miércoles, la maquinaria pesada finalmente comenzó a remover los escombros, no sin antes poner a prueba la paciencia de quienes dependen de esta vía para transitar y trabajar.
Pero lo más triste, o cómico según se vea, es la conocida “eficiencia” oficial: las autoridades llegaron tarde, con pasos titubeantes y sin un plan visible, dejando en evidencia que en Tepehuacán la prioridad no es prevenir riesgos, sino documentarlos para la posteridad. Mientras el tráiler sigue enterrado, la carretera sirve de recordatorio de que la lluvia no es la única fuerza implacable; la burocracia también sabe hacer estragos.