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Yunes estremece y aterroriza a las buenas y malas conciencias del PRI

El Piñero

  • Sumidos y sumisos
  • Peor drama duartiano
  • “Día sin reír, día perdido”

Escenarios

Luis Velázquez

Veracruz.- Uno. Sumidos y sumisos

El gobernador Yunes estremece y aterroriza a las buenas y malas conciencias del PRI. El terrorismo político, jurídico y mediático, en su dimensión estelar. Ninguna tregua. Y ninguna desde tiempo inmemorial. Y así será un minuto antes de entregar la silla embrujada del palacio al sucesor. Y si el sucesor es el primogénito, entonces, las elites priistas que todavía estén vivas terminarán en el Polo Norte.

Peor aún si se considera que un duartista, Iván López Contreras, el Contralor durante tres años, soñó con la Auditoría Superior de la Federación. Y cuando compareciera sintió el día del Juicio Final. El pobrecito fue apabullado. De ahí salió caminando con la quijada hundida en el pecho, la figura plena del hombre derrotado. El hombre achicado. El hombre sin esperanza y destino.

El penúltimo ramalazo ha sido en contra de quince ex funcionarios de la secretaría de Desarrollo Agropecuario, donde el médico Ramón Ferrari Pardiño fuera titular.

Ahora, sin embargo, es peor. El rafagueo va, cierto, contra los mandos altos y medianos, pero también contra empleados. Y empleados sindicalizados según revelara el nuevo ideólogo del campo en Veracruz, Joaquín “El chapito” Guzmán Avilés, el cacique de Tantoyuca.

Sigue la pista, con la Fiscalía, a mil 700 millones de pesos desviados y que de seguro por ahí andarán, quizá en otros programas sociales, acaso en las cuentas bancarias o inversiones de uno que otro político y/o burócrata.

Terrorismo político: los quince duartistas son investigados y nadie puede cantar victoria.

Terrorismo jurídico: los quince son rastreados por la Fiscalía.

Terrorismo mediático: la presunta corrupción en Sedarpa expuesta en el tendedero público.

Terrorismo sicológico: son quince los investigados, pero en nombre, digamos, del nuevo sistema penal, los nombres son omitidos.

El peor de los tiempos para todos ellos. De la gloria al infierno. Del paraíso al volcán político en erupción. Antes, en la cresta de la ola. Ahora, sumidos y sumisos.

 

Dos. Peor drama duartiano

 

El estercolero en todas las dependencias. Todos los duartistas, bajo sospecha. Ser duartista es hoy sinónimo de corrupción.

Y en la SEDARPA, “a flor de piel”.

Por ejemplo:

De acuerdo con la versión oficial del sexenio anterior, en la SEDARPA había, o hay, unas seiscientas organizaciones campesinas e indígenas registradas.

La mayoría, la inmensa mayoría, atrás del billete fácil para redimir a los trabajadores del campo. Un millón de indígenas. Dos millones de campesinos. La miseria y la pobreza y la jodidez, en su dimensión estelar.

Pero…pero sucede que la mayor parte de las 600 organizaciones están apenas, apenitas integradas por una familia. El padre, la madre y los hijos. Quizá, los yernos y las nueras. Unos amiguitos. Unos compadritos. Unos vecinitos, a quienes cuando se trata de plantarse en la vía pública en Xalapa y/o en carreteras les pagan el día.

Tal cual, la vaca fue ordeñada en el duartazgo, quizá de igual manera como en el fidelato y en el alemanato y en el chirinato, tiempo aquel cuando las tuercas fueran apretadas a uno de sus líderes más fuertes, César del Ángel y sus 400 pueblos, y terminara encarcelado, en tanto, su homólogo, Margarito Montes Parra, de la UGOCEP, se achicara, quizá con la bendición de Raúl Salinas de Gortari, su hacedor.

Ahora, vaya sorpresas que da la vida, el 13 de noviembre del año que corre, el inminente candidato de la MORENA de “El peje” a gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, anunció que cien mil campesinos, ajá, se habían afiliado a su proyecto político.

“No se trata de candidaturas, dijo, sino de un apoyo mutuo”.

Y el apoyo mutuo… mutuo es.

Cuatro días después, y en respuesta, el secretario General de Gobierno, Rogelio Franco Castán, acatando órdenes superiores, reveló que Javier Duarte había pagado 237 millones de pesos a organizaciones políticas del campo.

Entre ellas, Antorcha Campesina, que tanto lanzaba incienso a Duarte a través de Erick Lagos Hernández, entonces, en carrera meteórica, diputado local, subsecretario y secretario General de Gobierno, presidente del CDE del PRI y diputado federal.

Y la otra, ni más ni menos, los 400 Pueblos, cuya figura icónica, César del Ángel, por vez primera se encuerara en público (igual que las mujeres de su ong, ajá) pero desde el hospital donde convalece, posando para el celular pidiendo clemencia al Yunes azul.

En el siglo pasado, a los dirigentes campesinos llamaban “líderes nylons”, hasta que apareció Alfredo Vladimir Bonfil, de la CNC, y la historia pudo, quizá, haber cambiado, pero ni modo, perdió en la vida en un avionazo (raro y extraño como todos) en el Golfo de México, a la altura de La Antigua.

 

Tres. “Un día sin sonreír es un día perdido”

 

El campo, dijo Óscar Brauer, secretario de Agricultura con Luis Echeverría, sólo está organizado para votar.

También, claro, para la corrupción, tal cual como el cacique campesino y comercial, “El chapito” Guzmán Avilés lo ha denunciado por la vía penal a la Fiscalía que sigue la pista del pillaje de recursos públicos en el tiempo de Ramón Ferrari Pardiño, el antiguo cacique de Boca del Río, feudo hoy de la dinastía Kennedy jarocha.

Desde entonces, los quince, empezando por Ferrari, buscan el paraíso perdido.

El titular de la SEDARPA lo dijo así:

“Son quince los ex funcionarios y burócratas bajo sospecha. Por lo pronto, han sido citados entre diez y quince. Pero… podrían ser menos. El proceso está en proceso. Y se hará justicia”.

La pesadilla sigue. Terminaría, digamos, hacia la noche del 30 de noviembre del año entrante. De hecho y derecho quedan doce meses más de terrorismo. Días y noches, iguales o peores para el corazón humano, que “la noche de los Cristales Rotos”, “la noche de los cuchillos largos”, “la noche de san Bartolomé”.

Nada peor en la vida, dice el chamán, como perder la paz interna, pues la paz de adentro es la paz de afuera.

Y como decía aquel, un día sin sonreír es un día perdido.

Ramón Ferrari Pardiño y catorce duartistas más, aprisionados del cuello por Joaquín Guzmán Avilés, el panista más leal a Miguel Ángel Yunes Linares, excluido de la candidatura al Senado de la República por el vasco Julen Rementería del Puerto.

 

 

 

 

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