Luis Velázquez | Expediente 2021
01 de julio de 2021
Hay días cuando al góber de la 4T se le mira achicado a sí mismo. Disminuido. Acotado. Pareciera que luego de impartir, ajá, clases en la Universidad Veracruzana y un CETIS, durante veinte años, el fósforo bitacal se le fue y quedó sin bilirrubina ahora cuando más lo necesita como el chamán, el gurú, el tlatoani, el mero mero del mundillo político de Veracruz.
Por ejemplo:
De pronto, como mago sacando el conejo de la copa del sombrero puso en el palenque la figura de “El chayotero ilustre”.
Quiso así referirse, digamos, a los trabajadores (o presuntos) de la información al servicio de los carteles, igual, igualito, igualitito que Javier Duarte en su casi sexenio cuando aseguraba que la masacre de más y más reporteros (diecinueve en total, más 3 desaparecidos) se debía a que estaban a las órdenes de los barones de la delincuencia organizada.
Incluso, y como también dijera el góber jarocho, el preso más famoso del Reclusorio Norte de la Ciudad de México, que todos los reporteros solían llegar antes que los policías al centro del infierno y daban la noticia favoreciendo a los malandros, sicarios y narcojefes.
Duarte, igual que el góber obradorista ahora, también aseguraba que les untaban la mano.
Nada nuevo, pues. La misma historia de siempre repetida por las tribus políticas.
Duarte, sin embargo, nunca puso nombres a “los chayoteros ilustres” ni tampoco de los medios.
Cuitláhuac García, y como siempre, dice que pronto, pronto, pronto, antes de que el gallito cante tres veces anunciando que ya picó a su gallinita, exhibirá con nombres y apellidos, se ignora si con las cantidades chayoteras, a los malandros mediáticos.
Pero, bueno, ya lo decía aquel. “Aquí no pasa nada”.
Y es que desde los orígenes, el góber fifí ha repetido como chachalaca otra frase bíblica.
“No habrá impunidad, no habrá impunidad, no habrá impunidad”… cada vez cuando una persona conocida, famosa, es ejecutada.
“Ya tenemos identificados a los asesinos” repite también hasta la saciedad.
“Haremos justicia, haremos justicia, haremos justicia” dice y la justicia sigue adormilada.
El príncipe, atrapado en su castillo.
Repitiendo el mismo discurso priista y panista de otros tiempos.
Incluso, con una sonrisa fingida, a fuerza, cuando, claro, se le sale, porque la imaginación apenas, apenita, le alcanza para hablar sin argumentos de peso y con peso.
Es más, con frecuencia causa la imagen de un hombre aburrido en el ejercicio del poder, obligado por las circunstancias a chambear en cosas desagradables, incómodas quizá, y que nunca, jamás, imaginó antes de entrar a palacio y ocupar la silla embrujada, aquella que según Eufemio Zapata, el hermano menor del Caudillo del Sur, enloquece y vuelve turulatos a todos.
No es para menos.
Veracruz, en los primeros lugares nacionales de secuestros, feminicidios y extorsiones.
Sin obra pública trascendente.
Con un desempleo galopante, descarrilado, fuera de control.
Endrogando más y más y más las finanzas públicas.
Y, bueno, para un hombre fifí, salsero, catrinero, sabada, morunero y soltero, ta’canijo levantarse todos los días para ver si puede resolver los graves pendientes sociales, igual, digamos, como pasaba con Antonio López de Santa Anna, quien cuando se hartaba, nombraba un interino, agarraba sabrosa mulata de veinte años y se iba de pueblo en pueblo a jugar baraja y a los gallos, y emborracharse y bailar salsa.
SOLITO, EL GÓBER SE ACHICA
Enfrenta el góber la realidad atroz y apabullante.
Desde un principio, los vientos huracanados lo han acompañado.
Pronto terminó la luna de miel con el poder.
Ninguna duda existe, por ejemplo, de que él mismo estará desencantado.
Y por eso, relega y delega las tareas sombrías, sórdidas y siniestras del poder.
Y allá cada quien que rinda cuentitas.
Y, bueno, si Morena rindió buenas cuentas a Amlo con la elección, se debió, “veinte y las malas” al liderazgo social y político de Amlo en el país, veinte años ya posicionado en el corazón popular como el tlatoani.
Tan es así que para evitarse dolores de cabeza, migrañas y pesadillas, el gober de la 4T se ha vuelto una copia Xerox de Amlo.
Y por aquí el presidente de la república anuncia un programa, un proyecto, una decisión, el góber la repite en automático.
Amlo con su Tren Maya. Cuitláhuac con su Tren Xalapa. Y el secretario General de Gobierno con “El cuenqueño”, el barquito turístico que navegará, ajá, en el río Papaloapan, pues la secretaría de Turismo no da una.
Amlo desapareciendo cien fideicomisos. Cuitláhuac, desapareciendo dependencias.
Amlo anunciando escuelas de beisbol, su deporte favorito, en el país. Cuitláhuac destinando treinta millones de presupuesto para la primera escuelita de beisbol en la ciudad jarocha, en tanto los niños enfermos de cáncer sueñan con los medicamentos.
Amlo tronando contra los medios, reporteros, articulistas e intelectuales conservadores, y Cuitláhuac poniendo en la cancha pública a “El chayotero ilustre”, como si fuera, caray, el gran descubrimiento.
Un góber, pues, achicándose a sí mismo, él solito, sin nadie que lo acelere.
Peor tantito, sobrevalorando sus posibilidades como un académico con veinte años de experiencia donde, caray, el ejercicio de la inteligencia ha de probarse todos los días en el salón de clases delante de los alumnos.
Por eso, tantos ciudadanos de a pie pitorreándose de su persona. Cada vez, más detractores. Y, claro, desencantados con su estilo de gobernar.
El hombre sin identidad.
El Gutierritos de la política jarocha.
Para su desventura, camina el tercer año del sexenio y el tiempo social se le ha ido en disparates, ocurrencias y ridiculeces.
REPORTEROS CHAYOTEROS. POLÍTICOS CHAYOTEROS. NARCOS CHAYOTEROS
Se ignora si los “chayoteros ilustres” son tan viejos en la historia, por ejemplo, como la existencia de trabajadoras sexuales.
Bastaría referir que Latinobarómetro, la encuestadora del continente, dice que los políticos, los policías y los reporteros están en el sótano de la confianza social, pues la mayoría de la población los califica de pillos, ladrones, corruptos, deshonestos y cínicos.
Todo, en el mismo paquete y vaso coctelero.
Entonces, el hecho de que el góber de la purificación moral repita y repita y repita el mismo discursito, expresa sus limitaciones culturales, sociales, intelectuales.
Y como decía Hillary Clinton, resulta inverosímil perder el tiempo en cosas intrascendentes.
Con o sin Morena…
Con o sin el PAN y el PRI…
Con o sin códigos de ética, ajajá…, los llamados “chayoteros” han existido.
Y si los hay, se debe, primero, a que existen políticos que “les untan la mano” y por alguna razón poderosa será.
Y segundo, a que también hay carteles y cartelitos manejando la baraja.
Y tercero, “con los sueldos de hambre” en los medios, nada mejor puede esperarse.
Si hay reporteros chayoteros se debe a que también hay políticos chayoteros, pero, claro, los políticos son los dueños del presupuesto y se van mucho más cabezones.
Y de ñapa, se dan “más golpes de pecho” que los feligreses en la capilla hincados ante el altar…