Redacción El Piñero
La agroindustria del azúcar en México enfrenta una crisis sin precedentes en más de dos décadas, de la cual no están excentos de ser afectados productores y trabajadores de la región cañera de la Cuenca, incluyendo los ingenios de Tuxtepec, San Cristóbal, Carlos A. Carrillo, Tres Valles, Cosolapa, Constancia, Acatlán y La Margarita, y aquellos de la region central de Córdoba, Veracruz.
Claudia Fernández González, presidenta de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera (CNIAA), advirtió que manera global se prevé una pérdida de aproximadamente 26 mil millones de pesos para el ciclo 2024-2025.
Esto es un duro golpe a los más de 185 mil productores de caña, a los 47 ingenios ubicados en 15 estados, y a los 500 mil empleos directos que dependen de esta industria a nivel nacional.
La crisis deriva de factores como el contrabando y la importación de fructosa, que han saturado el mercado, además de la satanización del consumo de azúcar que ha impactado la demanda, además, varios ingenios operan al margen de la ley, lo que complica aún más la situación.
Asimismo, la competitividad del azúcar de caña se ve amenazada por edulcorantes más económicos y campañas que desincentivan su consumo, a lo que se suman políticas públicas que generan impuestos sobre productos azucarados. Además, ahora las exportaciones a Estados Unidos están limitadas por un acuerdo que reduce la cuota de importación, impactando severamente los ingresos del sector.
Fernández aboga por un cambio en la industria y apoyo que no dependa de subsidios temporales, sino de acciones estructurales para enfrentar el contrabando, regular los ingenios clandestinos y negociar de manera efectiva con el mercado estadounidense. Y es que esta crisis no solo afecta a los ingenios, sino que pone en riesgo el bienestar social de más de 2.4 millones de personas que dependen de la agroindustria del azúcar en el país.