El Piñero
Cuenca del Papaloapan. — Agosto llega otra vez y con él la memoria de un periódico que nació en la humedad de la Cuenca del Papaloapan. El Piñero de la Cuenca, treinta y siete años, tinta corriendo como el Río Papaloapan que no se detiene. Desde el primer día, un solo propósito, contar lo que pasa, ponerlo frente a los ojos de un pueblo que exige saberse a sí mismo.
Roberto Hernández Torres lo echó a andar con un credo sencillo: el periodismo es guía, no adorno; el periodista camina con la gente, no detrás del poder. En este oficio la calma es rara. Vinieron gobiernos que quisieron cerrar puertas, políticos que buscaron callar voces, manos que golpearon cuando la palabra tocaba fibras prohibidas. Pero la rueda de la prensa siguió girando.
La trinchera es amplia. Desde la imprenta que huele a plomo hasta las pantallas digitales donde la noticia cruza pueblos enteros en un segundo. Cada reportero, cada editor, cada voz levantando el día con notas que se clavan en la historia regional.
El Piñero no es sólo quienes lo escriben. Son también quienes lo leen, quienes lo sostienen con la fe de que la información es defensa y la verdad es camino.
En la memoria, nombres que fueron cimiento: Claudio Sánchez, Pedro Piñón (DEP), Miguel Ángel Merino, Víctor Ruiz Arrazola, Amada González Lazcarez. Fueron parte del arranque, pieza de esta máquina de papel y palabra que aprendió a resistir y a crecer.
Treinta y siete años después, desde esta tierra del Papaloapan, la voz sigue de pie. El Piñero camina con su gente. Camina porque la noticia no espera, porque la causa justa se defiende con la misma herramienta que la vio nacer, la palabra puesta en libertad.