Luis Velázquez | Expediente 2021
30 de junio de 2021
El góber de la 4T ha decapitado a 6 funcionarios de primer nivel. Ilusos, soñaron viajar durante un sexenio encaramados en lo más alto de la luna política. Pero alunizaron. Mejor dicho, fueron alunizados. Lanzados del caballo a la mitad del río.
En los 6 casos (tres secretarios, una contralora, una directora y la presidenta del Tribunal Superior de Justicia) se fueron o, mejor dicho, los fueron, “por cuestiones personales” como cacarea el góber morunero.
“Las cuestiones personales” se han vuelto razón superior de Estado en Veracruz. Es la constante. El vaso comunicante. El eje rector.
La imaginación en el poder apenas, apenitas, les da para.
Claro, si la 4T fue definida como la honestidad valiente y la purificación moral, ninguna rendición de cuentas sobre las razones de sus despidos.
La opacidad total. Las renuncias renunciadas, en medio de las sombras del día y de la noche.
Total, reza el adagio popular de la política, si el jefe máximo se equivoca… vuelve a mandar, y nada pasa.
Pareciera que el góber, el modesto y sencillo profesor de la Universidad Veracruzana que durante veinte años y maestro en un CETIS (dos plazas, qué caray), encumbrado está como el jefe máximo.
El dueño único de las pelotas y las canicas.
Se trata de la misma filosofía política del priismo y el panismo y el perredismo…, como si el aparato gubernamental, la silla embrujada del palacio fuera una hacienda porfirista con latifundistas y capataces.
“Aquí mando yo… guste o disguste, qué caray”.
Y si algún ciudadano de a pie, un partido político, un diputado local, una bancada legislativa, pide cuentas han de tirarse a loquitos.
INSULSO ARGUMENTO
Se fue la Contralora Leslie Garibo y cero rendición de cuentas.
Se fue, mejor dicho, fueron a la secretaria de Trabajo y Previsión Social, Guadalupe Arguelles Lozano, en medio de las tinieblas.
Fueron a la directora del DIF estatal, Rebeca Quintanar Barceló, y ninguna explicación sobre su salida.
Despidieron a Sofía Martínez como magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia y se encabritó y hasta interpuso denuncia penal.
Fueron a Eduardo Cadena Rendón, secretario de Desarrollo Agropecuario, y nada de nada sobre las razones, motives o berrinches.
Y se fue Rocío Pérez, secretaria del Medio Ambiente, y sabrán ella y sus familias las causas.
Calla el gobernador. Callaron ellos. Callan las familias. Callan los partidos políticos opositores. Callan los diputados locales.
El único pretexto en el palenque público “los motivos personales”.
En el siglo pasado fue el mismo argumento insulso, banal, intrascendente.
En aquel entonces, el mundillo político apostaba a la opacidad consciente y seguro de que si la lengua se iba entonces en automático se cerraba la puerta y seguiría castigado, cierto, por el resto del sexenio, pero más aún, sabría el chamán por cuántos sexenios más.
Ahora, quizá, la misma práctica política.
Nada como amarrarse la lengua y ponerse un bozal y quedarse callado.
Aguantar vara.
En una de esas, válganos señor, hasta son perdonados si cometieron un pecado mortal o venial, y restituidos.
Por eso quizá Javier Duarte se convirtió en el gobernador número de los 79 que han ocupado la silla embrujada del palacio de Xalapa en despedir, cambiar y enrocar al mayor número de funcionarios.
85 (ochenta y cinco) en total. Y sin que nadie se alebrestara.
En el mercado popular venden el decálogo del jefe. En un mandamiento dice que “el jefe es el jefe aun estando en pelota”.
La máxima, aplicada “al pie de la letra” en el caso del góber de la 4T, igual, igualito que cuando el duartazgo.
“EL QUE DA… QUITA”
De entonces a la fecha, pareciera que a Leslie Garibo, la primer en ser renunciada, “se la tragó la tierra”.
También a Guadalupe Arguello Lozano.
Y a Rebeca Quintanar.
Ha transcurrido una semana, aprox, y de seguro Eduardo Cadena también se ha zambullido en el bajo perfil.
El mismito camino seguirá Rocío Pérez.
Y si ellos fallaron a la 4T, por ejemplo, incumpliendo programas sociales…
“Metiendo la mano al cajón”…
Y si el góber sintió, pensó, que sus trabajos eran innecesarios…
O en todo caso, fueron intrigados y relevados…
O de plano, si el jefe de jefes necesitaba la oficina para un favorito…
O el padrino o madrino que los apoyaba cayó de la gracia…, el secreto permanecerá cerrado con llave y bajo llave.
En el viaje sexenal, Javier Duarte ofreció la secretaría de Desarrollo Económico al doctor Raúl Arias Lovillo luego de concluir su periodo académico como rector de la Universidad Veracruzana.
Raúl Arias le preguntó:
–¿Y qué pasará con el titular que está?
–Lo quito.
Y el exrector rechazó la oferta.
Entonces, Duarte le ofreció la secretaría de Educación:
–¿Y qué pasará con Adolfo Mota?
–Lo quito y entras tú.
Raúl Arias quedó electrizado por la ligereza y la frivolidad del gobernador y también declinó la propuesta.
El gobierno del Estado, manejado como una hacienda porfirista. Te quito y el que sigue.
Calígula, el emperador romano que abrió el palacio a las trabajadoras sexuales para sus noches y madrugadas de insomnio, decía: “A veces me siento dios”.
Los dioses terrenales, dueños del día y de la noche y del destino común.
Los políticos, jugando a dar y quitar la vida.
Porfirio Díaz Mori, 33 años en el poder presidencial, nombró a su yerno, Ignacio de la Torre, diputado federal.
Y cuando le entregó el nombramiento, le dijo:
“El que da… quita”.
Todo le quitó Porfirio Díaz cuando le llevaron las pruebas de su homosexualidad con el famoso “Baile de los 41”, los hombres disfrazados de mujercitas a finales del mes de noviembre del año 1901…
