Redaccion | El Piñero
Veracruz.- Domingo de carretera y prisa, cuando la vida de un conductor se apagó y dos más quedaron con lesiones de consideración en la federal 180, a la altura de la desviación de El Bayo, en Alvarado. El reloj marcaba las 10:30 de la mañana y, como tantas veces en esa vía, el asfalto volvió a escribir su propio parte rojo.
Un Jetta negro y una camioneta gris de cabina y media se encontraron de frente en el tramo de La Piedra. El impacto dejó a un conductor sin vida, a su acompañante entre la frontera de la esperanza y la gravedad, y al operador del automóvil con golpes que lo mandaron directo al hospital. Testigos hablan de un estruendo que paralizó la rutina de quienes pasaban rumbo a la cabecera municipal.
Y como en cada desgracia de carretera, aparecieron los uniformados, los paramédicos y hasta los bomberos, todos diligentes para acordonar, mover fierros y restablecer el tránsito. Lo que brilló por su ausencia fue la claridad: nadie explica por qué la 180, esa eterna cicatriz del sur de Veracruz, sigue sumando tragedias sin que las autoridades reconozcan las verdaderas causas ni refuercen medidas de seguridad vial. En resumen, la carretera sigue cobrando, y la burocracia sigue contando… pero no soluciones.