Redacción El Piñero | corresponsalía
Loma Bonita, Oaxaca.– Un mercado es un pequeño universo de sabores, olores y colores, donde sus integrantes están unidos por un invisible hilo de actividades, responsabilidad e historias, y el “Vicente Guerrero” de esta ciudad, es claro ejemplo de ello.
El miércoles 7 de marzo, caminando con un hombre que conoce bien el oficio de mercar, que disfruta el arte de apoyar y de hablar para mejor su entorno de color y sabor, con Benito Zamora, el mercado “Vicente Guerrero” dejó ver todo tipo de productos alimenticios y del hogar, como chiles secos, semillas, plátano y piña; verduras, carnes, longaniza, quesos y totopos procedentes del Istmo de Tehuantepec, así como jaulas, cubetas, comales, piñatas, hilos y agujetas de todo color.
Un mercado es todo un espectáculo, y no solo por lo que se ofrece colgado, acostado o en montones como el ajo, el jitomate y limón, sino por las intensas y valiosas historias de sus integrantes, ya sea locatarios o consumidores, quienes en la mayoría de los casos bien se conocen unos y otros.
Y una persona ampliamente conocida en los amplios pasillos de ese pequeño universo donde el reino animal, vegetal y mineral convergen, es Benito Zamora, un comerciante que como hombre ha trabajado desde abajo, y por ello ampliamente conocido por los hombres y mujeres que, sin proponérselo, dan vida cada día a este concurrido lugar.
En el mercado “Vicente Guerrero” la mayoría de los locatarios conoce a sus proveedores; a los comerciantes y productores de Loma Bonita y la región, a los que siembran verduras o raíces como la yuca. Muchos de ellos, dice Benito Zamora, compra el alimento diario, sin intermediarios.
Y como bien sabemos, en un mercado se encuentra de todo, solo hay que caminar, observar y en última instancia preguntar al comerciante si tiene la verdura que se necesita para hacer el caldo de pollo con verdura, o un mole verde de res, o un pipián con semilla de calabaza, o el hilo café para coser la camisa, la falda o el pantalón.
Y en el primer puesto visitado por Benito Zamora y El Piñero, Periodismo y Debate, el chile guajillo se observa en ese amplio canasto, el chile pasilla, el costeño y el chipotle. Junto a él la flor de Jamaica para preparar una fría y rica agua en días de calor extremo.
El ajo criollo también hace acto de presencia junto a los varios condimentos ricos en propiedades anti oxidativas como el cilantro y el aguacate, así como el frijol, el haba, la quinoa, la avena, el arroz y la lenteja, sin faltar el garbanzo.
Benito Zamora y El Piñero llegan al puesto de Rito Morales, segunda generación donde se encuentra queso fresco, de hebra y rayado, totopos y tlayudas del istmo, y se ofrece tasajo a 160 pesos el kilo, con el plus de servicio a domicilio.
Se llega a otro puesto de semillas, chiles secos y condimentos, donde hay locatarios fundadores del mercado, así como comerciantes que representan a la segunda y hasta tercera generación. Todos se conocen entre ellos.
Se llega al área de venta de comida, y se ven ocupadas algunas mesas con su mantel de cuadros, salsa en vasijas pequeñas, y tortillas echas a mano.
Platicando y observando, ambos personajes en Loma Bonita: Roberto Hernández y Benito Zamora se encuentran con Ángel Ortiz Hilario procedente de la meritita mixteca quien a sus 80 abriles encima los detiene con su ocurrente y rica conversación. Él les dice señalando, pero sonriendo, el piso del pasillo del mercado:
Aquí era una laguna porque aquí había pescado. También fui fundador del ejido 20, y en mi parcela sigo sembrando yuca y calabacita. Yo traigo a vender mí producto a algunos comerciantes de aquí, y hoy no vine a cobrar ningún dinero del gobierno, “vine por el dinero que me regala mi patrón”.
El hombre se despide sonriendo y tocando con sus rudas manos de campo, el sobrero de palma tipo norteño que cubre su blanca cabellera.
Benito Zamora llega a otra carnicería donde hay carne de res colgada de un gran gancho de acero. El negocio que dice carne selecta Alberto, informa por escrito lo que ofrece a diario a la población de Loma Bonita.
En diálogo con el propietario, informa que la carne que él expende a diario, es de ganado bovino de la región: Carne de primera.
Se llega a un local donde el dulce es el producto principal de venta, y ahí se dejan ver paletas, garapiñados, mazapanes, cacahuates y demás artículos, en frascos de plásticos de un solo tamaño.
Más adelante los comales, anafres, cubetas y jaulas hacen acto de presencia, al igual que reatas, prensas para hacer tortillas y trampas para atrapar roedores.
Benito Zamora, quien tiempo atrás fuera representante de los locatarios del mercado “Vicente Guerrero”, y de la colonia “Libertad”, donde junto con los vecinos fundaron una escuela con ese nombre, dice que México está a dos años de las elecciones para renovar presidente, por lo que piensa que las autoridades municipales deben estar atentas a las necesidades de la población, de la gente humilde que valora el trabajo y el esfuerzo que hoy hace Andrés Manuel López Obrador.
Al llegar al local de Doña Vicky, y donde está la señora Virginia Armas Barragán, fundadora de este espacio de compra-venta, Benito Zamora dice que en este lugar, los días 20 de cada mes, 2,500 familias de Loma Bonita son beneficiadas con el programa Liconsa, pues ellas pueden adquirir un litro de leche por 4 pesos con 50 centavos, así como 1 bolsa de dos litros por 9 pesos.
Las personas vienen al mercado “Vicente Guerrero” para ser inscritas al programa Leche Liconsa, y Benito Zamora opina que este es un gran beneficio para la población humilde, de escasos recursos.
En el comercio de “El güero Torres” la carne de cerdo es expendida para los taqueros que prepararan tacos al pastor.
En el “Koki”, las amas de casa encuentran pollo entero, en filete y pechuga molida.
En el área de plásticos, Don Juan deja que los visitantes toquen e inspeccionen su mercancía. Cubetas de acero a prueba de golpes, que es las que la población usa para sacar agua del pozo.
En la carnicería “La favorita” a un lado de gruesas y colgantes longanizas, el chicharrón se deja ver embolsado, así como orejas de res a 100 pesos el kilo, y decenas de tortillas con forma de taco a puntos de ser dorados, los cuales tiene un precio de 2.50 pesos cada uno.
Don Juan Morales, procedente de Chilac, Puebla, también ofrece comales de lámina y de barro, cazuelas y cazuelitas, ollas de barro, canastas, jaulas, y todo el producto que en las casas edificadas en el fértil campo se pueda necesitar.
Caminando, observando y dialogando con los comerciantes de los pasillos del mercado, se llega al expendio de el Chino Torrecilla, quien está al frente del negocio legado por su abuelo Paulino, procedente de Chacaltianguis, quien el miércoles 7 de marzo ofrecía rellena, asadura y chicharrón, entre otros productos indispensables en la mesa de los cuenqueños.
Don Rogelio Betanzos, expendedor de plástico para mesa, manteles, bolsas de todos tamaños, servilletas, extensiones de luz, flexómetros para carpinteros y albañiles, también ofrece artículos para asear calzado, ratoneras, y agujetas de vivos colores.
Don Rogelio Betanzos, ya entrado en años, se levanta de su silla para agradecer a Roberto Hernández el apoyo brindado a la población a través del periódico El Piñero de la Cuenca, por su ininterrumpido trabajo informativo, y agradeció su presencia ese día en el mercado “Vicente Guerrero”.
En el comercio “La flor de Istmo”, Arturo, ofrece jugo de piña, quesillo elaborado con 100 por ciento de leche procedente de la región de la cuenca, por lo que el producto está más que fresco y nutritivo.
Arturo destacó el apoyo que personas como Benito Zamora han dado a comerciantes como él, y resalta que Benito al haber trabajado desde abajo sabe de honestidad y compromiso, por lo que la terminal de la ruta que conecta a Cosamaloapan con este municipio, es un servicio que se logró con su gestión.
